martes, 30 de julio de 2019

Mujeres bolivianas ocupan espacios en la política

Pag 7, El Día,Mundiario, El Periódico, EJU,SudamericaHoy,La Patria, ANF

Carlos Mesa, candidato a la presidencia por Comunidad Ciudadana (CC), dejó boquiabiertos a los bolivianos al elegir a mujeres como candidatas a primeras senadoras para los nueve departamentos de Bolivia.
Este caso inédito ha sentado un importante precedente al situar en altos cargos del poder legislativo a mujeres altamente capacitadas para la toma de decisiones.
Su misión -entre otras- será aplicar desde el Estado políticas públicas para empoderar a las mujeres, revertir y reparar las desventajas que tienen y situarlas en el lugar que les corresponde.
Según la ONU - Mujeres, en Bolivia los hombres ganan un 47% más que las mujeres por hacer el mismo trabajo aunque tengan la misma formación.
Dos trabajos del Journal of Public Economics sobre experiencias en India y Brasil, hallan que el género afecta de forma positiva en las políticas públicas en pro de las mujeres vulnerables así como en pos de la democracia y los derechos humanos. Apuestan por mayor inversión en salud y educación, a una mayor transparencia en gestión, en campañas, y a no reelegirse.
En los últimos años, las mujeres bolivianas han ganado espacios en el Congreso. Onu – Mujeres y UIP (2017) señalan que la presencia femenina en la Cámara de Diputados es de 53.1% y de 47.2% en Senadores. No así en el ejecutivo. Actualmente su presencia como ministras apenas alcanza al 20%.
Las mujeres de la sociedad civil boliviana han empezado a hacer escuchar su voz al organizar varias plataformas políticas encabezadas por ellas. Han adquirido gran protagonismo a raíz del Referéndum Constitucional que se convocó en Bolivia el 21 de febrero del 2016 en el que gano el “No” a la re postulación de Evo Morales a la presidencia. Él, sin embargo, está postulando a pesar de que es ilegal y viola la Carta Magna redactada por su propio partido.
El ejemplo más destacable entre las plataformas ciudadanas es Kuña Mbarete (que en idioma guaraní significa mujer fuerte). Es un colectivo femenino cruceño nacido en las redes sociales que se ha convertido en un movimiento nacional que alcanza a 300.000 activistas.
Su actuación estelar fue cuando el gobierno actual propuso un proyecto de ley draconiano contra los médicos.
Planteaba en el Código Penal la privación de libertad, la inhabilitación y la reparación económica si los médicos incurrían en mala praxis.
Los médicos entraron en una huelga que duró 47 días apoyados principalmente por Kuña Mbarete que salían a diario a las calles a protestar junto a los profesionales de salud y otros sectores. Su influencia fue tan grande que lograron el cambio.
Morales derogó el artículo y elaboró una ley general de salud e implementó un instituto de arbitraje ante conflictos. Fue una gran conquista de la sociedad civil.
Luego el gobierno inauguró la implementación del Sistema Único de Salud (SUS) que ofrece asistencia médica gratuita a más de 50% de la población sin recursos ni seguros.
Las mujeres también han alcanzado notable relevancia al protestar contra
la construcción de una carretera que partiría por la mitad el Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), una reserva ecológica rica en biodiversidad y área indígena.
Con estoicismo, las mujeres de la zona encabezaron la octava y novena marchas en defensa de su territorio.
A raíz de que Bolivia cuenta con una tasa muy alta de violencia contra la mujer, el gobierno promulgó la ley N 348 que garantiza a las mujeres una vida libre de violencia la que incorpora la figura penal de “femenicidio”.
También aprobó la ley N 243 contra el acoso y la violencia política hacia las mujeres ya que hubo centenas de denuncias de autoridades femeninas por violencia mientras ejercían sus cargos. Ambas leyes fueron aprobadas gracias al voto femenino en el Congreso.
El gobierno otorga el bono Juana Azurduy que es un incentivo económico para mujeres en proceso de gestación para que asistan a sus controles prenatales, a un parto seguro y al control post parto.
El nombrar a mujeres en cargos de poder de decisión es un gran acierto.

domingo, 14 de julio de 2019

Entrevista a Verónica Ormachea. Revista Mundo Hispánico Suiza

Revista Mundo Hispánico. Suiza. Por Mónica Subietas.
Julio - Agosto 2019

ARTE Y CULTURA | LITERATURA
LITERATURA | ARTE Y CULTURA
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La entrevista
Verónica Ormachea Gutiérrez,
escritora y periodista boliviana
Pasión
por el conocimiento
Verónica Ormachea se considera en formación continua. Es columnista en varias publicaciones, autora de una crónica y dos novelas, ex diplomática y miembro de la Academia Boliviana de la Lengua (sillón M), correspondiente de la Real Academia Española.
Nacida en el exilio, la búsqueda de sus raíces la llevó a indagar en la historia de Bolivia, país del que sus padres tuvieron que huir por la revolución de 1952.
En esta entrevista nos habla de su obra y de su curiosidad innata, que la lleva a buscar aquello sobre lo que no se ha escrito antes.
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18 · Mundo Hispánico · No 239 · Julio-Agosto 2019
Julio-Agosto 2019 · No 239 · Mundo Hispánico ·19
Verónica Ormachea Gutiérrez
Foto/ Gentileza de la autora. © Mauricio Ormachea
Mónica Subietas
Si algo caracteriza a Verónica Ormachea, aparte de su amor por las letras, es la naturalidad. Hacemos la en- trevista vía Skype y comenzamos charlando de todo un poco, como si nos conociéramos de toda la vida. Quita importancia a su asombroso currículo, que le ha permi- tido viajar por todo el mundo, unas veces como estu- diante, otras como periodista y autora e incluso como diplomática.
Mundo Hispánico.— Nació en Nueva York, más tar- de vivió en Chile y en Bolivia; terminó estudiando en Washington y en La Sorbona e incluso recibió formación ejecutiva en Harvard. ¿A qué se debe esa ansia de saber? ¿Qué busca?
Verónica Ormaechea.— El conocimiento. Y la única manera de adquirir conocimien- to es a través de la academia, de la instruc- ción, de la lectura, de los viajes... Por ejem- plo, viajé a Bulgaria para ver en qué estado había quedado después de la guerra y de 40 años de comunismo. Yo creo que no hay nada más apasionante que el conocimiento. Terminé la universidad en Estados Unidos, me invitaron a Harvard, fui a estudiar a La Sorbona... Mi vida ha sido esa: escribir y leer. Recientemente hice una maestría en Literatura, como oyente, en Madrid. Amé Madrid.
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MH.— Usted es periodista. ¿Cómo llegó a la ficción?
VO.— Empecé a escribir un poco tar- de, me hubiera gustado empezar antes. Había escrito en periódicos y sigo es- cribiendo en ellos, porque me encanta, pero eso es muy diferente a la literatu- ra. La literatura te hace viajar, entras dentro de los personajes y conoces la vida y la condición humana. Ves co- sas que otros no ven, el detalle del que muchos no se dan cuenta. Yo escribo todos esos detalles en papelitos y me los guardo en la cartera, para no olvi- darlos.
MH.— Sin embargo, su primer libro, “Entierro sin muerte”, es una crónica periodística.
VO.— Exacto. Es la historia del secues- tro de Doria Medina por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y, gra- cias a este libro, me volví escritora, porque me di cuenta de que podía es- cribir mucha ficción.
MH.— ¿Qué le da la ficción que no ob- tiene con la crónica periodística?
VO.— Pues con ese primer libro me di cuenta de todo lo que era capaz de inventar, pero no era posible porque era una crónica y tenía que remitirme a hechos históricos, reales, a todo lo que había ocurrido. Ahí me di cuenta de que yo podía ficcionalizar hasta el infinito. Es gracias a ese libro que un día decido sentarme a escribir una no- vela sobre la revolución nacional, que era un tema con el cual yo había creci- do: mi padre había estado preso, había sido exiliado... Cuando escribes tienes que estar muy enamorada del tema, porque le dedicas mucho tiempo al li- bro. Para mí era una necesidad de con- tar la historia, más aún porque no se había contado esa historia, sólo había testimonios de los ganadores y no de lo que le había pasado a la oligarquía. Así nació “Los ingenuos”, la historia de una familia adinerada durante la revo- lución nacional boliviana.
MH.— ¿Quiénes son Los ingenuos?
Los infames
V. Ormachea
Ed. Lord Byron 294 páginas
Escribir sobre Bolivia era
buscar mis raíces.
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Los ingenuos
Verónica Ormachea
Alfaguara 472 páginas
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VO.— Los oligarcas, porque se creían tan poderosos que jamás se imaginaron lo que les iba a pasar. Vivían como re- yes y jamás imaginaron que iban a per- derlo todo. Porque fue así, lo perdieron todo: allanaron sus casas, las ocupa- ron; los exiliaron o los metieron en la cárcel, los torturaron, no tenían qué co- mer, no les daban trabajo... perdieron todo. Pero no se dieron cuenta de lo que les iba a pasar.
MH.— ¿No se dieron cuenta o no qui- sieron darse cuenta?
VO.— Bueno... Cuando vives en el pa- raíso, obviamente no quieres aceptar que algo pueda cambiar, y menos un cambio tan radical como quedarte en la calle.
MH.— Tras haber vivido en tantos lu- gares, ¿regresó a Bolivia para contar esa historia?
VO.— Para mí, escribir “Los ingenuos” fue buscar mis raíces. Encontrarme con
la historia de mi familia, con el pasa- do, para mí era fundamental. Para una persona, que ha vivido tanto fuera, es importante escribir sobre su país, con testimonios fidedignos.
MH.— Bolivia, históricamente, es un país mestizo, con clases muy marca- das. Tras la revolución se creó una clase media. ¿Cómo es hoy Bolivia?
VO.— La clase media ha crecido mucho más. Y tenemos un presidente indíge- na, Evo Morales.
MH.— Entonces, ¿puede considerarse un país estable hoy en día?
VO.— Políticamente, no. A nivel econó- mico, probablemente sí. Hemos tenido mucha suerte, porque las ventas del gas se fueron al cielo; hubo muy buenos in- gresos con las ventas del gas y de los minerales, que habían sido nacionaliza- dos con la revolución del 52. La riqueza de los llamados “barones del estaño” [Simón I. Patiño, Moritz Hoch–schild y
Vista de La Paz, capital de Bolivia, situada en el Altiplano, a más de 3.500 metros de altitud.
Creo que un escritor no puede escribir un libro malo, porque le desprestigia.
VO.— Descubrir a Moritz Hochschild – un judío residente en Bolivia– fue algo notable. Le llaman “el Schindler boli- viano”. Su historia es extraordinaria: estudió Minería en Freiberg (Alemania) y se estableció en Bolivia por el esta- ño; se hizo multimillonario vendiendo estaño a empresarios germanos. Avisó a su familia para que abandonase Ale- mania —su hermana no lo hizo y murió en Auschwitz—, pero además se las in- genió para sacar a casi 10.000 refugia- dos del nazismo, antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial. Montó una colonia agrícola en la selva boliviana y los empleaba allí, o en sus minas, o en sus empresas en Perú y Chile. Eso fue posible porque Bolivia daba visas sin condiciones. De eso va mi novela “Los infames”, de una familia de judíos polacos, que huye a Bolivia en 1937-38
Fuente/ Flickr/Phil Whitehouse, con licencia Creative Commons Attribution 2.0 Generic
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20 · Mundo Hispánico · No 239 · Julio-Agosto 2019
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Carlos Víctor Aramayo] pasó a manos del Estado. Creo que económicamen- te estamos bien, aunque gracias a una cierta permisividad del Gobierno ac- tual. Porque Bolivia vive en gran mane- ra de la ilegalidad, del contrabando, del mercado negro y del narcotráfico. Si no me equivoco, Bolivia es el tercer pro- ductor de coca del mundo. Todo ello ha dado mucha riqueza a esa clase media. En Bolivia casi no existe la industria, porque el mercado negro es impresio-
nante, hay contrabando de todo y eso ha enriquecido a mucha gente. Pero en Bolivia todavía existe mucha pobreza; falta invertir en salud, en educación, en carreteras y alcantarillas, en servicios básicos.
MH.— Ha mencionado a los barones del estaño. Su novela “Los infames” fue el resultado de un descubrimien- to asombroso: la figura de Moritz Hochschild, uno de ellos.

ARTE Y CULTURA | LITERATURA Retrato de
Moritz Hochschild.
Ilustración de Oz Artworks a partir de una imagen de DPA
aprovechando que este país da visas sin condiciones. Para los judíos, Bolivia fue un lugar de paso; luego se iban a Argentina y a Estados Unidos. En Bo- livia sólo quedan unos 600. Yo tengo la documentación y es impresionante. Los judíos trajeron muchas cosas a Bo- livia, como las tintorerías o las ventas a crédito, pero además tenían una vida cultural intensísima. Entre ellos ha- bía gente muy instruida. Salían con lo puesto o con una maletita y en Bolivia les buscaban trabajo y un sitio donde vivir.
MH.— Y de ahí, a la UNESCO.
VO.— Sí. A raíz de mi libro, el Estado de Bolivia postuló la labor de Hochschild para que formase parte de la memoria histórica del mundo ante la UNESCO y fue aceptada, lo cual me honra mucho y me siento muy halagada por ello.
MH.— Esto es un privilegio para una novela, pero también una gran res- ponsabilidad para sus futuras nove- las.
VO.— Por supuesto, pero no sólo para las futuras. La anterior, “Los inge- nuos”, que es la historia de la revolu- ción nacional boliviana, fue finalista del Premio Nacional de Novela. Gene- ralmente se han escrito grandes nove- las sobre revoluciones, como “Guerra y Paz”, de Tolstoi, que cuenta la entrada de los franceses a Rusia, o “El Gato- pardo”, que habla de la creación de las ciudades Estado. Las revoluciones son un tema apasionante.
MH.— Usted, precisamente, nació en Nueva York porque sus padres se exi- liaron por la revolución de Bolivia en 1952.
VO.— Sí, viví en Nueva York hasta los cinco años. El exilio siempre es terrible y mis padres llegaron al exilio sin un centavo. Además, como buenos cató- licos, tenían un hijo por año. Pero mi padre había estudiado en Stanford y
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El amor no puede dejar de existir en las novelas, porque es el valor más universal que existe.
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Escribir no es inspiración,
es transpiración,
y hay que ser muy disciplinada.

el derecho de pernada y cosas así. Era algo espantoso. “Los ingenuos” es la historia de una familia oligárquica con fincas y casas en el altiplano y una casa con tres patios en la ciudad. El primer patio es para la familia y las visitas, en el segundo viven, y en el tercero están los pongos, que vivían como los anima- les, como en un corral. Juliana es la hija de la familia terrateniente, enamorada del hijo de su nana india, Sebastián, que es un mestizo. El hermano de Juliana es un militar, un patán —entonces, los militares se creían los dueños del mun- do—. Y llega la revolución, que dirige obviamente Sebastián. Cuando el go- bierno revolucionario toma el poder, la familia de Juliana financia un golpe de Estado, pero no les resulta. Entonces, los revolucionarios allanan la casa y se lo llevan todo, y además se llevan a uno de los hermanos, el único que no tenía que ver con todo eso. Juliana recurre a Sebastián y se enreda el amor en la no- vela. El amor no puede dejar de existir en las novelas, porque el amor es el va- lor más universal que existe. Sebastián la ayuda clandestinamente, aunque ella ya se había casado con un militar. Ima- gínate el drama, en los años 50, el es- cándalo de tener enredos con el hijo de una empleada. Es una historia de amor bellísima, ¡yo lloraba escribiéndola! Y cuando matan al hermano, ¡yo misma lloraba y yo misma lo mataba!
MH.— Pero esa es la buena escritura, ¿no? Lo complicado es transmitir esa emoción al lector.
VO.— ¡Es que los lectores también llo- ran! Me llaman mis amigas para decir- me que las hice llorar en tal capítulo. Lo que ocurre es que en la revolución del 52, como en toda revolución, hubo una serie de abusos y se empecinaron en contra de los oligarcas. Hubo campos de concentración, tortura, exilio —el de mi familia, por ejemplo—, había es-
casez, allanaban las casas... Todo eso cuenta “Los ingenuos”.
MH.— Usted entrevistó a testigos rea- les para esta novela.
VO.— Sí. El caso es que, como la histo- ria la escriben los ganadores, tuve que entrevistar a falangistas, a militares, a personas que habían estado apresadas, a personas en el exilio, para contar el otro lado. Quise contar la historia des- de la óptica de los caídos, la historia de los oligarcas.
MH.— Entiendo que su familia era oli- gárquica, pues ha dicho que su padre estudió en Stanford.
VO.— Bueno, es como de mal gusto de- cir que yo vengo de una familia oligár- quica o aristocrática. Pero sí, mi familia era el prototipo de la poca aristocracia que hubo en Bolivia. Pero es que me da vergüenza decirlo. Porque esos eran ellos. Yo vengo de ellos, pero soy como un accidente. Mucha gente cree que esa novela es la historia de mi familia, pero no. La casa tampoco es la mía.
MH.— ¿Cómo contrasta las historias de esos testigos? Porque la memoria es selectiva; los recuerdos se constru- yen de manera selectiva.
VO.— Claro, por eso puse ambos lados. Puse todos los horrores y abusos que cometía la oligarquía con los indios, pero también todo lo que esa familia tiene que pasar después, con la revolu- ción.
MH.— ¿Cuánto le lleva escribir una novela? ¿Cuál es su proceso creativo?
VO.— Muchos años. Yo creo que un es- critor no puede escribir un libro malo, porque le desprestigia. Lo que hago es buscar temas inéditos, sobre los que no
se ha escrito, y leo mucho, investigo mucho, para ver si el tema va a funcio- nar. Una vez decido lo que voy a escri- bir, me siento a investigar. Leo mucho, tomo muchos apuntes, y en ese contex- to histórico es cuando insuflo vida a los personajes. En el caso de “Los in- fames”, mezclo personajes reales con personajes de ficción, pero toda la in- formación es verídica, porque si no, al día siguiente te sacan en el periódico tu falta de seriedad o te desmienten. Eso lo aprendí muy bien en el periodismo, que tiene que ser muy preciso, en perio- dismo no cabe la ficción.
MH.— ¿Tras ese largo periodo de in- vestigación se sienta a escribir?
VO.— Para escribir tengo una oficina chiquitita, a la que voy todos los días y me siento a escribir durante horas. Allí no tengo teléfono, ni wifi, ni nada. Por- que la inspiración no existe; escribir no es inspiración, es transpiración, es tra- bajo, y tienes que ser muy disciplinada. Cansada o no cansada, tienes que ir a la oficina y escribir un buen libro. No hay nada más peligroso que escribir un mal libro, y los errores se notan. Los libros improvisados se detectan de inmediato. Si lees un libro escrito a la carrera, ya no lees más a ese escritor. Toma mu- chos años escribir un buen libro, bien documentado, bien creado, que atrape al lector y en el que pasen muchas co- sas. Porque una no escribe para una, escribe para los demás. Escribo para el lector.
MH.— ¿Y tiene alguna novela ahora entre manos?
VO.— Sí, aunque dicen que no hay que contarlo, porque trae mala suerte. Es- toy en la mitad. MH
Más información sobre la autora: veronicaormacheag.blogspot.com
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eso nos salvó, porque le permitió con- seguir trabajo. Tres de nosotros naci- mos en Nueva York. Luego, trasladaron a mi padre a Chile y a Bolivia, donde están las minas, porque era un experto en minería.
MH.— De eso va su novela “Los inge- nuos”, de la historia de una familia boliviana oligárquica. Una familia
que posee unas canteras, que surten de adoquines a la capital del país, La Paz.
VO.— Sí, pero también de los pongos, los indígenas, que antes de la revolución eran esclavos de los terratenientes. Los oligarcas eran dueños no solamente de las vidas de esos indios, sino también de las vidas de sus familias: utilizaban
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22 · Mundo Hispánico · No 239 · Julio-Agosto 2019
Julio-Agosto 2019 · No 239 · Mundo Hispánico ·23 

martes, 2 de julio de 2019

GRETA THUNBERG, UN ICONO

Pag7, El Dia,La Patria,ANF, EJU, Mundiario,El Periodico,SudamericaHoy


Se llama Greta Thunberg, es sueca, tiene 16 años y se ha convertido en un icono en su lucha contra el cambio climático. Este es el peor problema ambiental que atraviesa la humanidad en la actualidad.
Cuando Greta tenía 8 años escuchó en el colegio los desastres que provoca el calentamiento global en el planeta.
Su profesora le mostró fotografías de osos a punto de morir de hambre por la deforestación. Allí nació su interés en la defensa del medio ambiente.
Este se acentuó cuando el año pasado en Suecia, una ola de calor originó cerca de 50 incendios forestales que arrasaron con 20.000 hectáreas, lo cual lo encontró imperdonable ya que los bosques son el pulmón del planeta.
De humildad y sencillez franciscana, cara inocente y con trenzas largas, hace más de un año ha decidido no asistir al colegio los viernes. En lugar de aquello -nieva o haga 40 grados de calor-, se instala con una pancarta escrita por ella frente al parlamento de Estocolmo para que los congresistas dicten leyes en favor de la defensa del medio ambiente.
La ejemplar Greta lidera a millones de adolescentes en más de 100 países que protestan en forma pacífica. 
Según el NYT faltar a clases los viernes o el llamado “viernes por el futuro”, ha sido copiado en 270 ciudades del mundo.
Ella está tan consciente y comprometida con su cruzada que no viaja en avión porque las naves emiten gases tóxicos y lo hace por tren. Su práctica se ha popularizado y los medioambientalistas la llaman la “vergüenza de volar”. 
La visionaria Greta, no solo ha acaparado las portadas de los periódicos del mundo, sino es escuchada por líderes.
Ha sido invitada a hablar al Parlamento Europeo, al Parlamento Británico, la ONU, así como a varias cumbres climáticas.
Hace poco asistió al encuentro de Davos cuyo tema central fue el cambio climático. En el Foro Económico Mundial dijo: “No quiero que sientan miedo sino pánico y que actúen”. “Para aquello deben escuchar a los científicos ya que ellos tienen las soluciones y saben que acciones tomar”.
En el parlamento europeo afirmó: "Unas 200 especies desaparecen cada día. La erosión del suelo fértil y la deforestación de nuestros grandes bosques, la contaminación del aire, la pérdida de insectos y vida salvaje, la acidificación de nuestros océanos, son desastres que se están acelerando por nuestra forma de vida", y se le quebró la voz. La audiencia la ovacionó.
No se cansa de repetir que nuestra casa se está quemando y si se quiere evitar que se convierta en cenizas, hay que hacer lo posible para extinguir el fuego en lugar de hablar de cobrar al seguro o ver como reconstruirla.
La activista medioambiental se reunió con el Santo Padre en la Plaza de San Pedro. Mientras ella portaba su pancarta, él la instó a seguir con su cruzada en defensa del medio ambiente.
Los países deben implementar el Acuerdo de París que insta a las naciones a luchar contra el cambio climático reduciendo sus emisiones de gases de efecto invernadero. De igual manera, evitar que la temperatura del planeta suba en dos grados.
Las naciones deben dar prioridad a la defensa del medio ambiente antes que a sus intereses económicos, caso contrario el planeta acabará destruido por el mismo ser humano.
Sus efectos son devastadores. El calentamiento global, por el efecto invernadero, aumenta los fenómenos climáticos extremos como olas de calor o de frio.
El calor provoca incendios, deshiele de los glaciares y sequías. Y el frio tormentas que causan inundaciones.
Ambos extremos destruyen no sólo el ecosistema sino que la agricultura, el hábitat del hombre provocando pobreza, hambre, enfermedades y pone en riesgo la seguridad de la raza humana.
Se estima que en el futuro, las guerras serán por el agua.