miércoles, 29 de septiembre de 2021

PASION POR EL CONOCIMIENTO. ENTREVISTA A VERONICA ORMACHEA POR MONICA SUBIETAS.· Mundo Hispánico · No 239 · Julio-Agosto 2019.

ARTE Y CULTURA | LITERATURA LITERATURA | ARTE Y CULTURA La entrevista Verónica Ormachea Gutiérrez, escritora y periodista boliviana Pasión por el conocimiento Verónica Ormachea se considera en formación continua. Es columnista en varias publicaciones, autora de una crónica y dos novelas, ex diplomática y miembro de la Academia Boliviana de la Lengua (sillón M), correspondiente de la Real Academia Española. Nacida en el exilio, la búsqueda de sus raíces la llevó a indagar en la historia de Bolivia, país del que sus padres tuvieron que huir por la revolución de 1952. En esta entrevista nos habla de su obra y de su curiosidad innata, que la lleva a buscar aquello sobre lo que no se ha escrito antes. 18 · Mundo Hispánico · No 239 · Julio-Agosto 2019 Julio-Agosto 2019 · No 239 · Mundo Hispánico ·19 Verónica Ormachea Gutiérrez Foto/ Gentileza de la autora. © Mauricio Ormachea Mónica Subietas Si algo caracteriza a Verónica Ormachea, aparte de su amor por las letras, es la naturalidad. Hacemos la en- trevista vía Skype y comenzamos charlando de todo un poco, como si nos conociéramos de toda la vida. Quita importancia a su asombroso currículo, que le ha permi- tido viajar por todo el mundo, unas veces como estu- diante, otras como periodista y autora e incluso como diplomática. Mundo Hispánico.— Nació en Nueva York, más tar- de vivió en Chile y en Bolivia; terminó estudiando en Washington y en La Sorbona e incluso recibió formación ejecutiva en Harvard. ¿A qué se debe esa ansia de saber? ¿Qué busca? Verónica Ormaechea.— El conocimiento. Y la única manera de adquirir conocimien- to es a través de la academia, de la instruc- ción, de la lectura, de los viajes... Por ejem- plo, viajé a Bulgaria para ver en qué estado había quedado después de la guerra y de 40 años de comunismo. Yo creo que no hay nada más apasionante que el conocimiento. Terminé la universidad en Estados Unidos, me invitaron a Harvard, fui a estudiar a La Sorbona... Mi vida ha sido esa: escribir y leer. Recientemente hice una maestría en Literatura, como oyente, en Madrid. Amé Madrid. ARTE Y CULTURA | LITERATURA LITERATURA | ARTE Y CULTURA MH.— Usted es periodista. ¿Cómo llegó a la ficción? VO.— Empecé a escribir un poco tar- de, me hubiera gustado empezar antes. Había escrito en periódicos y sigo es- cribiendo en ellos, porque me encanta, pero eso es muy diferente a la literatu- ra. La literatura te hace viajar, entras dentro de los personajes y conoces la vida y la condición humana. Ves co- sas que otros no ven, el detalle del que muchos no se dan cuenta. Yo escribo todos esos detalles en papelitos y me los guardo en la cartera, para no olvi- darlos. MH.— Sin embargo, su primer libro, “Entierro sin muerte”, es una crónica periodística. VO.— Exacto. Es la historia del secues- tro de Doria Medina por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y, gra- cias a este libro, me volví escritora, porque me di cuenta de que podía es- cribir mucha ficción. MH.— ¿Qué le da la ficción que no ob- tiene con la crónica periodística? VO.— Pues con ese primer libro me di cuenta de todo lo que era capaz de inventar, pero no era posible porque era una crónica y tenía que remitirme a hechos históricos, reales, a todo lo que había ocurrido. Ahí me di cuenta de que yo podía ficcionalizar hasta el infinito. Es gracias a ese libro que un día decido sentarme a escribir una no- vela sobre la revolución nacional, que era un tema con el cual yo había creci- do: mi padre había estado preso, había sido exiliado... Cuando escribes tienes que estar muy enamorada del tema, porque le dedicas mucho tiempo al li- bro. Para mí era una necesidad de con- tar la historia, más aún porque no se había contado esa historia, sólo había testimonios de los ganadores y no de lo que le había pasado a la oligarquía. Así nació “Los ingenuos”, la historia de una familia adinerada durante la revo- lución nacional boliviana. MH.— ¿Quiénes son Los ingenuos? Los infames V. Ormachea Ed. Lord Byron 294 páginas Escribir sobre Bolivia era buscar mis raíces. Los ingenuos Verónica Ormachea Alfaguara 472 páginas 20 · Mundo Hispánico · No 239 · Julio-Agosto 2019 Julio-Agosto 2019 · No 239 · Mundo Hispánico ·21 VO.— Los oligarcas, porque se creían tan poderosos que jamás se imaginaron lo que les iba a pasar. Vivían como re- yes y jamás imaginaron que iban a per- derlo todo. Porque fue así, lo perdieron todo: allanaron sus casas, las ocupa- ron; los exiliaron o los metieron en la cárcel, los torturaron, no tenían qué co- mer, no les daban trabajo... perdieron todo. Pero no se dieron cuenta de lo que les iba a pasar. MH.— ¿No se dieron cuenta o no qui- sieron darse cuenta? VO.— Bueno... Cuando vives en el pa- raíso, obviamente no quieres aceptar que algo pueda cambiar, y menos un cambio tan radical como quedarte en la calle. MH.— Tras haber vivido en tantos lu- gares, ¿regresó a Bolivia para contar esa historia? VO.— Para mí, escribir “Los ingenuos” fue buscar mis raíces. Encontrarme con la historia de mi familia, con el pasa- do, para mí era fundamental. Para una persona, que ha vivido tanto fuera, es importante escribir sobre su país, con testimonios fidedignos. MH.— Bolivia, históricamente, es un país mestizo, con clases muy marca- das. Tras la revolución se creó una clase media. ¿Cómo es hoy Bolivia? VO.— La clase media ha crecido mucho más. Y tenemos un presidente indíge- na, Evo Morales. MH.— Entonces, ¿puede considerarse un país estable hoy en día? VO.— Políticamente, no. A nivel econó- mico, probablemente sí. Hemos tenido mucha suerte, porque las ventas del gas se fueron al cielo; hubo muy buenos in- gresos con las ventas del gas y de los minerales, que habían sido nacionaliza- dos con la revolución del 52. La riqueza de los llamados “barones del estaño” [Simón I. Patiño, Moritz Hoch–schild y Vista de La Paz, capital de Bolivia, situada en el Altiplano, a más de 3.500 metros de altitud. Creo que un escritor no puede escribir un libro malo, porque le desprestigia. VO.— Descubrir a Moritz Hochschild – un judío residente en Bolivia– fue algo notable. Le llaman “el Schindler boli- viano”. Su historia es extraordinaria: estudió Minería en Freiberg (Alemania) y se estableció en Bolivia por el esta- ño; se hizo multimillonario vendiendo estaño a empresarios germanos. Avisó a su familia para que abandonase Ale- mania —su hermana no lo hizo y murió en Auschwitz—, pero además se las in- genió para sacar a casi 10.000 refugia- dos del nazismo, antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial. Montó una colonia agrícola en la selva boliviana y los empleaba allí, o en sus minas, o en sus empresas en Perú y Chile. Eso fue posible porque Bolivia daba visas sin condiciones. De eso va mi novela “Los infames”, de una familia de judíos polacos, que huye a Bolivia en 1937-38 Carlos Víctor Aramayo] pasó a manos del Estado. Creo que económicamen- te estamos bien, aunque gracias a una cierta permisividad del Gobierno ac- tual. Porque Bolivia vive en gran mane- ra de la ilegalidad, del contrabando, del mercado negro y del narcotráfico. Si no me equivoco, Bolivia es el tercer pro- ductor de coca del mundo. Todo ello ha dado mucha riqueza a esa clase media. En Bolivia casi no existe la industria, porque el mercado negro es impresio- nante, hay contrabando de todo y eso ha enriquecido a mucha gente. Pero en Bolivia todavía existe mucha pobreza; falta invertir en salud, en educación, en carreteras y alcantarillas, en servicios básicos. MH.— Ha mencionado a los barones del estaño. Su novela “Los infames” fue el resultado de un descubrimien- to asombroso: la figura de Moritz Hochschild, uno de ellos. Fuente/ Flickr/Phil Whitehouse, con licencia Creative Commons Attribution 2.0 Generic ARTE Y CULTURA | LITERATURA Retrato de Moritz Hochschild. Ilustración de Oz Artworks a partir de una imagen de DPA aprovechando que este país da visas sin condiciones. Para los judíos, Bolivia fue un lugar de paso; luego se iban a Argentina y a Estados Unidos. En Bo- livia sólo quedan unos 600. Yo tengo la documentación y es impresionante. Los judíos trajeron muchas cosas a Bo- livia, como las tintorerías o las ventas a crédito, pero además tenían una vida cultural intensísima. Entre ellos ha- bía gente muy instruida. Salían con lo puesto o con una maletita y en Bolivia les buscaban trabajo y un sitio donde vivir. MH.— Y de ahí, a la UNESCO. VO.— Sí. A raíz de mi libro, el Estado de Bolivia postuló la labor de Hochschild para que formase parte de la memoria histórica del mundo ante la UNESCO y fue aceptada, lo cual me honra mucho y me siento muy halagada por ello. MH.— Esto es un privilegio para una novela, pero también una gran res- ponsabilidad para sus futuras nove- las. VO.— Por supuesto, pero no sólo para las futuras. La anterior, “Los inge- nuos”, que es la historia de la revolu- ción nacional boliviana, fue finalista del Premio Nacional de Novela. Gene- ralmente se han escrito grandes nove- las sobre revoluciones, como “Guerra y Paz”, de Tolstoi, que cuenta la entrada de los franceses a Rusia, o “El Gato- pardo”, que habla de la creación de las ciudades Estado. Las revoluciones son un tema apasionante. MH.— Usted, precisamente, nació en Nueva York porque sus padres se exi- liaron por la revolución de Bolivia en 1952. VO.— Sí, viví en Nueva York hasta los cinco años. El exilio siempre es terrible y mis padres llegaron al exilio sin un centavo. Además, como buenos cató- licos, tenían un hijo por año. Pero mi padre había estudiado en Stanford y LITERATURA | ARTE Y CULTURA El amor no puede dejar de existir en las novelas, porque es el valor más universal que existe. Escribir no es inspiración, es transpiración, y hay que ser muy disciplinada. el derecho de pernada y cosas así. Era algo espantoso. “Los ingenuos” es la historia de una familia oligárquica con fincas y casas en el altiplano y una casa con tres patios en la ciudad. El primer patio es para la familia y las visitas, en el segundo viven, y en el tercero están los pongos, que vivían como los anima- les, como en un corral. Juliana es la hija de la familia terrateniente, enamorada del hijo de su nana india, Sebastián, que es un mestizo. El hermano de Juliana es un militar, un patán —entonces, los militares se creían los dueños del mun- do—. Y llega la revolución, que dirige obviamente Sebastián. Cuando el go- bierno revolucionario toma el poder, la familia de Juliana financia un golpe de Estado, pero no les resulta. Entonces, los revolucionarios allanan la casa y se lo llevan todo, y además se llevan a uno de los hermanos, el único que no tenía que ver con todo eso. Juliana recurre a Sebastián y se enreda el amor en la no- vela. El amor no puede dejar de existir en las novelas, porque el amor es el va- lor más universal que existe. Sebastián la ayuda clandestinamente, aunque ella ya se había casado con un militar. Ima- gínate el drama, en los años 50, el es- cándalo de tener enredos con el hijo de una empleada. Es una historia de amor bellísima, ¡yo lloraba escribiéndola! Y cuando matan al hermano, ¡yo misma lloraba y yo misma lo mataba! MH.— Pero esa es la buena escritura, ¿no? Lo complicado es transmitir esa emoción al lector. VO.— ¡Es que los lectores también llo- ran! Me llaman mis amigas para decir- me que las hice llorar en tal capítulo. Lo que ocurre es que en la revolución del 52, como en toda revolución, hubo una serie de abusos y se empecinaron en contra de los oligarcas. Hubo campos de concentración, tortura, exilio —el de mi familia, por ejemplo—, había es- casez, allanaban las casas... Todo eso cuenta “Los ingenuos”. MH.— Usted entrevistó a testigos rea- les para esta novela. VO.— Sí. El caso es que, como la histo- ria la escriben los ganadores, tuve que entrevistar a falangistas, a militares, a personas que habían estado apresadas, a personas en el exilio, para contar el otro lado. Quise contar la historia des- de la óptica de los caídos, la historia de los oligarcas. MH.— Entiendo que su familia era oli- gárquica, pues ha dicho que su padre estudió en Stanford. VO.— Bueno, es como de mal gusto de- cir que yo vengo de una familia oligár- quica o aristocrática. Pero sí, mi familia era el prototipo de la poca aristocracia que hubo en Bolivia. Pero es que me da vergüenza decirlo. Porque esos eran ellos. Yo vengo de ellos, pero soy como un accidente. Mucha gente cree que esa novela es la historia de mi familia, pero no. La casa tampoco es la mía. MH.— ¿Cómo contrasta las historias de esos testigos? Porque la memoria es selectiva; los recuerdos se constru- yen de manera selectiva. VO.— Claro, por eso puse ambos lados. Puse todos los horrores y abusos que cometía la oligarquía con los indios, pero también todo lo que esa familia tiene que pasar después, con la revolu- ción. MH.— ¿Cuánto le lleva escribir una novela? ¿Cuál es su proceso creativo? VO.— Muchos años. Yo creo que un es- critor no puede escribir un libro malo, porque le desprestigia. Lo que hago es buscar temas inéditos, sobre los que no se ha escrito, y leo mucho, investigo mucho, para ver si el tema va a funcio- nar. Una vez decido lo que voy a escri- bir, me siento a investigar. Leo mucho, tomo muchos apuntes, y en ese contex- to histórico es cuando insuflo vida a los personajes. En el caso de “Los in- fames”, mezclo personajes reales con personajes de ficción, pero toda la in- formación es verídica, porque si no, al día siguiente te sacan en el periódico tu falta de seriedad o te desmienten. Eso lo aprendí muy bien en el periodismo, que tiene que ser muy preciso, en perio- dismo no cabe la ficción. MH.— ¿Tras ese largo periodo de in- vestigación se sienta a escribir? VO.— Para escribir tengo una oficina chiquitita, a la que voy todos los días y me siento a escribir durante horas. Allí no tengo teléfono, ni wifi, ni nada. Por- que la inspiración no existe; escribir no es inspiración, es transpiración, es tra- bajo, y tienes que ser muy disciplinada. Cansada o no cansada, tienes que ir a la oficina y escribir un buen libro. No hay nada más peligroso que escribir un mal libro, y los errores se notan. Los libros improvisados se detectan de inmediato. Si lees un libro escrito a la carrera, ya no lees más a ese escritor. Toma mu- chos años escribir un buen libro, bien documentado, bien creado, que atrape al lector y en el que pasen muchas co- sas. Porque una no escribe para una, escribe para los demás. Escribo para el lector. MH.— ¿Y tiene alguna novela ahora entre manos? VO.— Sí, aunque dicen que no hay que contarlo, porque trae mala suerte. Es- toy en la mitad. MH Más información sobre la autora: veronicaormacheag.blogspot.com eso nos salvó, porque le permitió con- seguir trabajo. Tres de nosotros naci- mos en Nueva York. Luego, trasladaron a mi padre a Chile y a Bolivia, donde están las minas, porque era un experto en minería. MH.— De eso va su novela “Los inge- nuos”, de la historia de una familia boliviana oligárquica. Una familia que posee unas canteras, que surten de adoquines a la capital del país, La Paz. VO.— Sí, pero también de los pongos, los indígenas, que antes de la revolución eran esclavos de los terratenientes. Los oligarcas eran dueños no solamente de las vidas de esos indios, sino también de las vidas de sus familias: utilizaban 22 · Mundo Hispánico · No 239 · Julio-Agosto 2019 Julio-Agosto 2019 · No 239 · Mundo Hispánico ·23

martes, 28 de septiembre de 2021

NARRATIVA FEMENINA BOLIVIANA EN MADRID

Focus Página Siete, ANF,El Periódico,Los Tiempos,El Día, Correo del Sur,Mundiario, Sudamericahoy, EJU,Diario Contacto, La Patria. La COVID - 19 no fue un impedimento para asistir a la octogésima feria del libro de Madrid. Había colas de tres a cuatro horas en un calor infernal a pesar de que era principios de septiembre. Era consecuencia de la eterna ola que sopla desde África todos los veranos. La editorial española Sial Pigmalión, sin embargo, tuvo la gentileza de concederme una credencial que me permitió ingresar de inmediato. Todo esto se debe a que la galardonada escritora boliviana Pilar Pedraza Pérez del Castillo ha enaltecido el trabajo de un grupo de escritoras bolivianas. Fue coordinadora de la Antología de narradoras bolivianas -de a que me honra ser parte- publicado por la editorial Sial Pigmalión. Veinte autoras bolivianas de primera línea figuran en dicha antología. Entre ellas: Sisina Anze con El fabricante de ceniceros; Rosario Barahona con Arroz, canela y leche; Rossemarie Caballero con La Casa; Melita del Carpio con El sueño, ¿En qué momento ha pasado tanto tiempo? y Batería baja; Amalia Decker con Guanabacoa Cuba, Desnuda y De su propio chocolate; Vanessa Giacoman con La mano fría; Rosalba Guzmán con El duelo; Milena Montaño con Kurmi Asu (Diosa grande); Verónica Ormachea con Los ingenuos; Pilar Pedraza con La Mascarada y El bolsón de la felicidad; Centa Rek con Los adioses; Teresa Rodríguez con Mientras caen las naranjas; Silvia Rózza con Desnuda de emociones; Eliana Soza con Al sur; Biyú Suárez con Oficio peligroso, Paralelo 22 e Insectos; Isabel Suárez con Llover sobre mojado; Giglia Talarico con Marilyn; Claudia Vaca con Las lágrimas de Caperucita; Gaby Vallejo con Del placer por el oído y El último orgasmo; y Julieta Zurita con Cuentos del zorro Antonio. La editorial nos brindó la oportunidad de publicar a cada una en un espacio de diez páginas, fragmentos de nuestros libros así como nuestra bio-bibliografía. “Con esta antología, pretendemos dar la idiosincrasia, costumbres, vivencias y pluralidad de temas en distintos géneros de documentarán al lector quien captará la habilidad narrativa de las escritoras y, sin lugar a dudas, llenaran sus expectativas”, aseguró Pilar Pedraza. Basilio Rodríguez, presidente del Grupo Editorial Sial Pigmalión, consideró viable la publicación de la antología, a raíz de que pudo valorar los aportes de las escritoras bolivianas en las últimas dos décadas en distintos géneros literarios como la novela, poesía, cuento, ensayo, entre otros. “Las mujeres han demostrado tener mucho talento”, me dijo el editor. La escritora Amalia Decker quien prologó la antología anotó: “La literatura universal ha sido, salvo excepciones, un espacio para hombres”… “Por suerte otros vientos corren para sanar y para deconstruir viejos y pesados paradigmas”… “Lo evidente es que ya ha sido superado el mundo en el que las mujeres escribían bajo seudónimo”. Pilar Pedraza lanzó la Antología y su nuevo libro Recordando a Federico en la FILMA así como en la embajada de Bolivia en Madrid. Este acto fue inaugurado por la embajadora de Bolivia Nardi Suxo, a la que asistió la comunidad boliviana e invitados del mundo literario. Pilar Pedraza tuvo varias actuaciones públicas. Expuso, junto a escritoras latinoamericanas, la narrativa femenina boliviana en el salón de actos del Archivo Histórico Nacional y en la Biblioteca Histórica Marques de Valdecilla de Madrid . También recibió el premio Escriduende de Sial Pigmalion como mejor autora hispanoamericana. Pilar Pedraza honra las letras bolivianas.

sábado, 18 de septiembre de 2021

PRENSA LIBRO LOS INFAMES Y HOCHSCHILDS PASSPORTS

Reportajes y entrevistas en la prensa internacional. https://www.cgtnnow.com/americas-now-lifestyle/videos/03-dco-bolivia-hochschild-web http://www.dpa-international.com/topic/remarkable-untold-story-bolivia-oskar-schindler-170629-99-41714 http://www.stern.de/panorama/weltgeschehen/moritz-hochschild--boliviens-sensationeller-fund-zum-neuen--oskar-schindler--7507782.html http://www.n-tv.de/politik/War-Hochschild-der-Oskar-Schindler-Boliviens--article19903770.html https://youtu.be/K7FyiYU2ZBI https://www.arte.tv/fr/videos/087473-000-A/en-bolivie-la-liste-d-hochschild/ https://www.arte.tv/de/videos/087473-000-A/bolivien-hochschilds-liste/ Entrevista Agence France Presse Bolivia's Schindler saved 10 times as many Jews ... - The Times of Israel https://www.timesofisrael.com/bolivias-schindler-saved-10-times-... AURORA-ISRAEL.CO.IL "Infames": la desconocida historia del "Schindler" de Bolivia que salvó a 10.000 judíos del exterminio nazi | Aurora "Infames", libro escrito por la escritora boliviana Verónica Ormachea, cuenta la desconocida y fascinante historia de Maurico Hotschild, un judío de origen alemán que logró salvar a 10.000 judíos del Holocausto y llevarlos a Bolivia. Hochschild s Passports Edición Kindle de Verónica Ormachea (Author), La Pereza Ediciones (Editor)