sábado, 28 de septiembre de 2013

Francisco, un Papa moderno


Pàgina Siete y Mundario 28/8/2013

La obcecación y extremado conservadurismo de la Iglesia Católica, ha provocado la disidencia de miles de católicos en el mundo y de esto ha tomado conciencia el Papa Francisco.
Por primera vez en la historia escuchamos a un Santo Padre abordar de manera tan lúcida y generosa temas tan sensibles y controvertidos  para la Iglesia. Los encara porque tiene una gran calidad humana y se adapta a los tiempos actuales. Sabe que la Iglesia debe lidiar con la condición humana, que es conflictiva, contradictoria, débil, intolerante y de difícil comprensión.
En días pasados el Santo Padre hizo declaraciones vanguardistas, a la revista jesuita Civiltà Cattolica al invitar a clérigos y creyentes a reflexionar sobre temas como “curar las heridas, dar calor y acompañar a las personas a partir de su condición”. Se refirió a los homosexuales, católicos divorciados y mujeres que abortaron. También hizo alusión a la anticoncepción y al papel de la mujer.
Probablemente lo más relevante, sin embargo, fue cuando expresó que la Iglesia Católica debe cambiar y mostrarse más misericordiosa para poder sobrevivir. "La Iglesia a veces se encierra en pequeñas cosas, reglas mezquinas", afirmó.
Aseguró que La Iglesia Católica debe ser como "un hospital de campaña tras una batalla", abriéndose a los "heridos" mencionados. “Si la Iglesia se obsesiona con esos temas puede caer como un castillo de naipes”. Nada más cierto.
Reiteró que si una persona es homosexual y tiene buena voluntad de buscar a Dios, él no era "quién para juzgarla", dijo con sabiduría.
En el caso de los gays- que siempre han sido excluidos- muchos nacieron con esa condición y aquello les ha causado mucho dolor. Otros la han adquirido. Por tanto, es importante como parte de la caridad cristina y la misericordia de los creyentes y no creyentes, respetar su situación. Aquellos merecen ser aceptados y comprendidos. Afortunadamente día que pasa, la sociedad se muestra más tolerante con ellos y con las palabras del Santo Padre, será más, principalmente por parte de los conservadores.
Bergoglio también hizo referencia a los divorciados y vueltos a casar por matrimonio civil. Estos quedan excluidos de por vida de recibir los sacramentos de la iglesia. No pueden comulgar o ser padrinos de bautizo de un recién nacido. Lo natural sería que los que se casan tras un divorcio sean readmitidos a los sacramentos si lo desean.
Respecto a mujeres que se han visto en la terrible decisión de abortar.  Su dolor de perder a su hijo es un calvario y un profundo cargo de conciencia como para además ser rechazadas, criticadas y condenadas. Aquellas merecen la comprensión y el apoyo de todos para cargar un peso de por vida.
                                
En el caso del papel de la mujer, afirmó que si bien ve mayor participación en la Iglesia, no aceptará un cambio en la prohibición al sacerdocio femenino. Aseguró, sin embargo, que el genio femenino es importante donde se toman las grandes decisiones, lo cual es positivo.
Dichos cambios tan fundamentales, tomarán tiempo. Es imposible esperar que sean de la noche a la mañana. El gran cambio es que contamos un Pontífice sólido, visionario y cargado de ideas reformistas muy positivas principalmente para los que se encuentran alejados de la Iglesia y de la fe.
Estos temas deberán ser tratados por la comisión cardenalicia cuyas reformas deberían ser aplicadas a la brevedad posible. Por ahora se han sentado las bases para el cambio.

domingo, 1 de septiembre de 2013

EL aborto, un duelo de por vida

Diario Pàgina Siete y Mundiario.  31/8/2013

No es pertinente criticar, juzgar, ni castigar a las mujeres que decidieron o se vieron obligadas abortar. Muchas lo hicieron por situaciones extremas como por la falta de recursos económicos, por preservar su imagen ante la sociedad, porque fueron presionadas por sus parejas o sus padres, por inmadurez, ignorancia, desesperación, irresponsabilidad, falta de apego a vida y un sin fin de motivos.
Nadie está libre de quedar embarazada, más aún en estos tiempos en que muchachitas de trece años ya tienen pareja.
El aborto es un tema de orden humano. No es político ni religioso, aunque grupos e instituciones suelen utilizarlo como plataforma.
El controvertido tema recobró actualidad por una multitudinaria “Marcha por la vida” que se realizó en varias ciudades de Bolivia como nunca antes. Sólo en La Paz, participaron más de diez mil personas, en su mayoría jóvenes.
Grupos - principalmente de feministas - abogan por la despenalización del aborto, que el Estado boliviano niega. Según ellas tienen derecho a decidir por sus cuerpos. Nada más equivocado y peligroso porque el momento de la concepción nace una nueva vida que se va desarrollando y creciendo en el vientre materno, con células maternas y paternas. Es más, en países como Bolivia, donde el aborto es ilegal, las mujeres suelen ir a seudo clínicas sucias y clandestinas para que les realicen esa práctica con el riesgo de nunca más quedar embarazadas.
No hay nada más importante que el derecho a la vida. Y resulta terrible que la madre y por general su pareja decidan tomar el camino de quitar una vida, más aún si es parte de ellos. La llegada al mundo de un bebé es un hecho trascendental.
La Universidad de Notre Dame descubrió en los años ochenta un común denominador en algunas mujeres: una depresión profunda. Luego de entrevistarlas y realizar investigaciones, llegaron a la conclusión de que su tristeza era porque habían abortado y no se podían recuperar. Allí nació el término Síndrome post – aborto que resulta ser un drama que sufre la mujer  en carne propia tras el aborto que se resume en llevar en silencio un cargo de conciencia y arrepentimiento acompañado por soledad, sentimiento de vacío, baja autoestima que se traducen en no encontrarse a sí mismas y en un auto aislamiento social.
Abortar es una decisión muy seria con repercusiones, muchas veces irreversibles donde la primera víctima es el bebé en gestación y la segunda  la madre. A la corta o a la larga el duelo por practicar el aborto suele ser más doloroso que tener o entregar al bebé. Y las mujeres suelen llevar consigo ese dolor de por vida. Por aquello - según las estadísticas - el 70% de las mujeres, no volvería abortar.
Desafortunadamente el embarazo en madres solteras es condenado por la sociedad. Grave error porque aumenta su sentimiento de culpabilidad. Es importante educar a la sociedad para que no las juzgue sino que las apoye porque ya llevan un calvario encima.
Por tanto, es fundamental que las mujeres sean asistidas y apoyadas por psicólogos, talleres, encuentros, grupos de terapia que ofrecen diferentes instituciones por la vida para encontrar el auto perdón y rehacer sus vidas.
Si el Estado boliviano no quiere despenalizar el aborto, es recomendable que de facilidades a las mujeres con hijos creando guarderías para que la madre pueda trabajar y mantener a su hijo, o instituir mecanismos de fácil adopción ya que existen miles de parejas que no pueden tener hijos y están dispuestos a adoptar.