Pàgina Siete y Mundario 28/8/2013
La obcecación y extremado conservadurismo
de la Iglesia Católica, ha provocado la disidencia de miles de católicos en el
mundo y de esto ha tomado conciencia el Papa Francisco.
Por primera vez en la historia
escuchamos a un Santo Padre abordar de manera tan lúcida y generosa temas tan
sensibles y controvertidos para la
Iglesia. Los encara porque tiene una gran calidad humana y se adapta a los
tiempos actuales. Sabe que la Iglesia debe lidiar con la condición humana, que
es conflictiva, contradictoria, débil, intolerante y de difícil comprensión.
En días pasados el Santo Padre
hizo declaraciones vanguardistas, a la revista jesuita Civiltà Cattolica al invitar
a clérigos y creyentes a reflexionar sobre temas como “curar las heridas, dar
calor y acompañar a las personas a partir de su condición”. Se refirió a los
homosexuales, católicos divorciados y mujeres que abortaron. También hizo
alusión a la anticoncepción y al papel de la mujer.
Probablemente lo más relevante,
sin embargo, fue cuando expresó que la Iglesia Católica debe cambiar y
mostrarse más misericordiosa para poder sobrevivir. "La Iglesia a veces se
encierra en pequeñas cosas, reglas mezquinas", afirmó.
Aseguró que La Iglesia Católica
debe ser como "un hospital de campaña tras una batalla", abriéndose a
los "heridos" mencionados. “Si la Iglesia se obsesiona con esos temas
puede caer como un castillo de naipes”. Nada más cierto.
Reiteró que si una persona es homosexual
y tiene buena voluntad de buscar a Dios, él no era "quién para
juzgarla", dijo con sabiduría.
En el caso de los gays- que
siempre han sido excluidos- muchos nacieron con esa condición y aquello les ha
causado mucho dolor. Otros la han adquirido. Por tanto, es importante como
parte de la caridad cristina y la misericordia de los creyentes y no creyentes,
respetar su situación. Aquellos merecen ser aceptados y comprendidos. Afortunadamente
día que pasa, la sociedad se muestra más tolerante con ellos y con las palabras
del Santo Padre, será más, principalmente por parte de los conservadores.
Bergoglio también hizo referencia
a los divorciados y vueltos a casar por matrimonio civil. Estos quedan excluidos
de por vida de recibir los sacramentos de la iglesia. No pueden comulgar o ser
padrinos de bautizo de un recién nacido. Lo natural sería que los que se casan
tras un divorcio sean readmitidos a los sacramentos si lo desean.
Respecto a mujeres que se han
visto en la terrible decisión de abortar.
Su dolor de perder a su hijo es un calvario y un profundo cargo de
conciencia como para además ser rechazadas, criticadas y condenadas. Aquellas
merecen la comprensión y el apoyo de todos para cargar un peso de por vida.
En el caso del papel de la mujer,
afirmó que si bien ve mayor participación en la Iglesia, no aceptará un cambio
en la prohibición al sacerdocio femenino. Aseguró, sin embargo, que el genio femenino
es importante donde se toman las grandes decisiones, lo cual es positivo.
Dichos cambios tan fundamentales,
tomarán tiempo. Es imposible esperar que sean de la noche a la mañana. El gran
cambio es que contamos un Pontífice sólido, visionario y cargado de ideas
reformistas muy positivas principalmente para los que se encuentran alejados de
la Iglesia y de la fe.
Estos temas deberán ser tratados
por la comisión cardenalicia cuyas reformas deberían ser aplicadas a la
brevedad posible. Por ahora se han sentado las bases para el cambio.
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