Diario Pàgina Siete y Mundiario. 31/8/2013
No es pertinente criticar,
juzgar, ni castigar a las mujeres que decidieron o se vieron obligadas abortar.
Muchas lo hicieron por situaciones extremas como por la falta de recursos
económicos, por preservar su imagen ante la sociedad, porque fueron presionadas
por sus parejas o sus padres, por inmadurez, ignorancia, desesperación, irresponsabilidad,
falta de apego a vida y un sin fin de motivos.
Nadie está libre de quedar
embarazada, más aún en estos tiempos en que muchachitas de trece años ya tienen
pareja.
El aborto es un tema de orden
humano. No es político ni religioso, aunque grupos e instituciones suelen
utilizarlo como plataforma.
El controvertido tema recobró
actualidad por una multitudinaria “Marcha por la vida” que se realizó en varias
ciudades de Bolivia como nunca antes. Sólo en La Paz, participaron más de diez mil personas, en su
mayoría jóvenes.
Grupos - principalmente de
feministas - abogan por la despenalización del aborto, que el Estado boliviano niega.
Según ellas tienen derecho a decidir por sus cuerpos. Nada más equivocado y
peligroso porque el momento de la concepción nace una nueva vida que se va
desarrollando y creciendo en el vientre materno, con células maternas y
paternas. Es más, en países como Bolivia, donde el aborto es ilegal, las
mujeres suelen ir a seudo clínicas sucias y clandestinas para que les realicen
esa práctica con el riesgo de nunca más quedar embarazadas.
No hay nada más importante
que el derecho a la vida. Y resulta terrible que la madre y por general su
pareja decidan tomar el camino de quitar una vida, más aún si es parte de
ellos. La llegada al mundo de un bebé es un hecho trascendental.
La Universidad de Notre Dame descubrió en los años ochenta un común
denominador en algunas mujeres: una depresión profunda. Luego de entrevistarlas
y realizar investigaciones, llegaron a la conclusión de que su tristeza era
porque habían abortado y no se podían recuperar. Allí nació el término Síndrome
post – aborto que resulta ser un drama que sufre la mujer en carne propia tras el aborto que se resume
en llevar en silencio un cargo de conciencia y arrepentimiento acompañado por
soledad, sentimiento de vacío, baja autoestima que se traducen en no
encontrarse a sí mismas y en un auto aislamiento social.
Abortar es una decisión muy
seria con repercusiones, muchas veces irreversibles donde la primera víctima es
el bebé en gestación y la segunda la
madre. A la corta o a la larga el duelo por practicar el aborto suele ser más
doloroso que tener o entregar al bebé. Y las mujeres suelen llevar consigo ese
dolor de por vida. Por aquello - según las estadísticas - el 70% de las
mujeres, no volvería abortar.
Desafortunadamente el embarazo
en madres solteras es condenado por la sociedad. Grave error porque aumenta su
sentimiento de culpabilidad. Es importante educar a la sociedad para que no las
juzgue sino que las apoye porque ya llevan un calvario encima.
Por tanto, es fundamental que
las mujeres sean asistidas y apoyadas por psicólogos, talleres, encuentros,
grupos de terapia que ofrecen diferentes instituciones por la vida para
encontrar el auto perdón y rehacer sus vidas.
Si el Estado boliviano no
quiere despenalizar el aborto, es recomendable que de facilidades a las mujeres
con hijos creando guarderías para que la madre pueda trabajar y mantener a su
hijo, o instituir mecanismos de fácil adopción ya que existen miles de parejas
que no pueden tener hijos y están dispuestos a adoptar.
En un todo de acuerdo, Señora. Al menos aquí, en el Uruguay, en cada una de las campañas tendientes a tratar esta tan difícil temática, se ha querido polarizarla, angostarla, llevándola a un "Aborto, sí - Aborto, no", cuando de lo que se trata, en primer y destacable lugar, es el de darle a la mujer no sólo información, sino asesoramiento y contención, para que luego, si aun persistiera en su intención de abortar, y siempre que no pase las 12 semanas de gestación, se proceda, dentro de condiciones médicas dignas y seguras, al aborto.
ResponderEliminarCon ello, primeramente, se consigue no sólo que muchas mujeres desistan sino también que sepan las opciones que tienen tanto para la criatura como para con ellas mismas.
Luego, pudiendo respirar más pausadamente, ir en pos de una decisión tan difícil como íntima y de serias repercusiones en su vida como persona y como mujer.
En fin, es un tema candente que siempre merece estemos, mujeres y hombres, dispuestos a dar lo mejor de nosotros en pos del otro, en este caso, de "ella", para no decir "la otra" que suena mal.
Saludos,
Héctor
Montevideo /Uruguay