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Seríamos ilusos en creer lo contrario. En el mundo actual ya
no existen secretos desde que se creó el Internet. La mejor manera de
guardarlos será como se hacía en el pasado, enviando mensajes en clave, a
través de personas y volviendo a utilizar la máquina de escribir.
En una seria muestra de falta de ética, John Kerry,
Secretario de Estado de EEUU declaró - en torno al escándalo de espionaje - que
su país seguirá “haciendo lo necesario para preservar la seguridad de los
estadounidenses y del mundo en general”. Lo afirmó en un viaje relámpago a
Brasil y Colombia. Una polìtica de Estado para su paìs pero no para ser
aplicada a otros.
Obama anunció en torno al espionaje masivo, una serie de
reformas para hacerlas más transparentes y eficaces. Afirmó que trabajará con
el Congreso de su país para lograr reformas a la sección 215 del Patriot Act.
¿Cómo se pueden transparentar los programas de espionaje si son secretos? No es
más que retórica para salir del paso ante el bochorno internacional por doble
partida en que se destapó a Washington y nada menos por un compatriota. EEUU
jamás se imaginó que el enemigo estaba en casa.
Snowden, exagente de la NSA filtró documentos clasificados
en el programa PRISMA. Éste no sólo avergonzó al gobierno estadounidense al dar
información a Wikileaks sino que al pedir asilo a Rusia, que ha tensionado la
relación entre dichos países. Obama no asistirá a la reunión con Putin que
estaba prevista en la cumbre del G- 20. Lo más probable es que Snowden hubiese
entregado información a los rusos para obtener asilo. Da la impresión de volver
a la Guerra Fría.
PRISMA consistía en captar correos electrónicos,
contraseñas, fotografías, videos, llamadas de voz e imagen, actividad en los
medios sociales, y otros datos de usuarios en las compañías de Internet.
Lo condenable es que la NSA a nombre de frenar el
terrorismo, espió no sólo información clasificada de gobiernos sino de
empresas, industrias, bancos y personas. Han obtenido, además, datos
confidenciales de recursos naturales de los países y acuerdos de libre
comercio. Según Washington, se encuentran dentro del marco legal y con aquella
práctica han evitado, hasta ahora, cincuenta actos terroristas. Las opiniones
al respecto están divididas. Para unos destapa la prepotencia y el abuso de
Washington y para otros, se justifica porque países aún corren el riesgo de ser
atacados por terroristas.
Lo peligroso es que la información está en manos de
Wikileaks, que la puede dar a conocer en cualquier momento.
Los gobiernos deben exigir explicaciones. Dicha práctica
viola su soberanía, el derecho internacional, los derechos humanos y el de la
privacidad. Estos hechos han creado malestar en las relaciones bilaterales y
multilaterales. Lo más probables es que estas se enfríen, pierdan la confianza,
dejen de ser amigos y socios comerciales y los afectados empiecen a realizar
alianzas regionales y actuar como bloque.
El Mercosur denunció a EEUU ante la ONU. Solicitó
"Mecanismos de prevención y sanción a nivel multilateral en la
materia". Alemania, Francia, España y Brasil pidieron explicaciones y
Berlín planea llegar a un acuerdo con EEUU que elimine el mutuo espionaje.
Todos los gobiernos espían. Lo que llama la atención es como la UE como bloque
no hubiese pedido explicaciones como parte de una política exterior conjunta.
Los gobiernos podrán enjuiciarlos en los tribunales
internacionales, incluso hasta romper relaciones, pero EEUU seguirá con sus
prácticas de inteligencia.
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