Diario Página Siete
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Cuando surge una crisis de cualquier tipo en un país, se suele culpar al gobierno. Si el Presidente del gobierno es prudente, y cree en las instituciones, renuncia o convoca a elecciones anticipadas.
Este último, es el caso del presidente del Gobierno Español José Luís Rodríguez Zapatero que adelantó las elecciones generales al 20 de noviembre de este año. Fecha curiosa ya que se cumplen 36 años del fallecimiento de Franco. ¿Habrá querido dar un mensaje?
Zapatero se vio obligado a adelantar las elecciones generales porque la crisis económica, política y social se volvió insostenible. En realidad lo hizo por sus desaciertos en las decisiones económicas y sociales y para cumplir las demandas de los mercados de la UE. También renunció por presiones de la oposición, la empresa privada, la banca, los indignados del 15-M que - según encuestas, cuentan con simpatía del 80% de la población - y la prensa. El diario El País, a pesar de ser un periódico progresista, tuvo una posición clara.
Ésta no ha sido una derrota política para Zapatero sino un gesto de responsabilidad con sus compatriotas. Es un demócrata porque escuchó al pueblo y vio lo que era mejor para él.
España fue golpeada por una seria crisis económica. Tiene una enorme deuda pública y en los últimos años hubo una peligrosa especulación inmobiliaria. Sin bien Zapatero aplicó medidas de estímulo, se vio obligado a aplicar un plan de austeridad fiscal y a realizar recortes de orden social no programados, que fueron sus ofertas en sus dos campañas electorales.
Hoy existe el 20.3 % de cesantía lo que se traduce en 4.7 millones de desempleados (que es más del doble de la tasa media en Europa) la que ha provocado la baja del consumo; la inflación ha repuntado; han bajado las inversiones nacionales y extranjeras; y se estima que el PIB crecerá este año en 0.6% en tanto el promedio de los países de la Eurozona sería del 1.5%.
El líder de la oposición Mariano Rajoy del Partido Popular (PP) de centro derecha, encabeza las encuestas para las próximas elecciones. Su partido ganó las elecciones municipales y autonómicas de mayo pasado y ya se siente presidente. Incluso ha anunciado que se negará a hacer recortes y ha moderado su discurso para obtener más votos.
El que le sigue en las encuestas es Alfredo Pérez Rubalcaba, postulante del gobernante Partido Socialista PSOE que tendría posibilidades de ser elegido ya que su partido repuntó en los últimos meses, tiene muy buena imagen ante la opinión pública y los indignados del 15-M simpatizan con él. Incluso tiene autoridad dentro del partido. Recientemente dijo: “en este momento el líder del PSOE soy yo”.
Sin duda el tema central de las campañas será el tema económico. Lo más probable es que la gente vote por el cambio, por la busca de un mejor horizonte y en contra del PSOE.
Las elecciones no cambiarán la difícil situación económica por la que atraviesa España, al menos no a corto plazo. Demorará unos años. La pregunta del millón es si el nuevo gobierno la sacará de la crisis. Todo depende como la encare. En todo caso el partido elegido deberá aplicar creativas y sólidas políticas públicas que den confianza a los españoles y los inversionistas para que España siga en la liga de los países desarrollados.
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