Página Siete, El Periódico, Mundiario de Madrid, Sudamericahoy, Eju
En 1979, el gobierno chino
promulgó la ley del “hijo único”. Ésta limitaba a las parejas tener un solo
hijo. Fue la ley más cruel, violadora de los derechos humanos y antidemocrática.
Hoy observamos que fue un experimento social equívoco. Un calculo mal hecho.
Hace casi cuarenta años - a
raíz de que se preconizaba una sobrepoblación mundial - el gigante asiático lanzó
estrictas medidas de planificación familiar.
Si bien la ley del 79 redujo
la pobreza, el hambre y aumentó el ingreso per cápita en el país más poblado de
la tierra (1.370 millones de habitantes), provocó un gran desequilibrio
demográfico y profundas heridas morales a sus ciudadanos.
Días atrás, el Partido
Comunista de China (PCCh) promulgó una nueva ley que dice que ahora sus
habitantes pueden tener dos hijos. Esto no ha sido por el derecho que tiene
cualquier ser humano a formar una familia, sino porque la política del “hijo
único” fracasó y trajo negativas consecuencias sociales y económicas.
La mayor es que actualmente
existe escasa población joven económicamente activa y demasiados adultos
mayores que no sólo no tienen descendientes que los cuiden sino que le cuestan
demasiado dinero al Estado, lo cual, según sus autoridades, perjudica a la
economía del país.
La nueva ley no ha sido más
que una medida política para revertir el envejecimiento acelerado de sus
habitantes.
Cuando se implementó la política
del “hijo único” se evitaron 400 millones de nacimientos a través de
esterilización forzosa a las mujeres y abortos masivos (en muchos casos en
estado avanzado). Incluso se cometió infanticidio, tráfico y venta de bebés al
mundo.
Con la fracasada ley del
“hijo único”, si las parejas querían tener otro niño, tenían que pagar multas
millonarias, dinero con el que no contaban. Según la BBC, el Estado se adjudicó U$ 3.300 millones del que se ignora su
destino.
Muchas parejas que querían
tener más de un bebé y no podían pagar las multas, los tuvieron ocultos durante
veinte o treinta años ya que el Estado les negaba documentos de identidad. Por
tanto, no tenían derecho a salud, educación, una fuente de trabajo y no podían
viajar por el país.
En el campo les permitían
tener un segundo bebé si el primero era mujer. Pero si el segundo era de sexo
femenino, obligaban a las madres a abortar. El gobierno y la sociedad civil optaban
por el sexo masculino porque son económicamente más rentables y podían mantener
a sus padres durante la vejez. Como resultado de esto, hoy en día existen muy pocas
féminas en comparación a la cantidad de varones.
Sorprende tan desacertada
política del “hijo único” porque incluso Mao Zedong fomentó los índices de
natalidad para contar con más mano de obra en la inmensa China.
Si bien el gigante asiático
ha logrado ser una potencia económica mundial porque ha aplicado políticas
económicas de libre mercado, sus políticas sociales han demostrado tener
grandes deficiencias.
¿En qué quedan aquellas
parejas que querían formar una familia y las obligaron a deshacerse de sus
bebés? ¿Qué harán aquellas mujeres que fueron esterilizadas y no podrán volver
a quedar embarazadas? ¿Cómo se puede revertir tanto daño a una sociedad?
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