Diario Página Siete y Mundiario de Madrid
Cuando en un país no
hay qué comer y sus ciudadanos se pasan horas haciendo colas para comprar lo
que sea, el gobierno tiene los días contados.
Este el caso de
Venezuela, aunque Maduro se aferre al poder, le eche la culpa de la crisis a EE.UU.
y diga “Dios proveerá” para sacar a los venezolanos de la escasez y el hambre.
La falta de papel
higiénico es un trauma nacional. Y para irritar a su gobierno, lo asilados y
exiliados venezolanos en EE.UU. han hecho papel higiénico con la cara de
Maduro.
El mandatario apenas
cuenta con el 20% de popularidad. Es un vulgar dictador y su pueblo no lo
aprecia. No fue así con el carismático Chávez que se convirtió en un símbolo,
aunque también coadyuvó a destrozar a su país.
El Socialismo del siglo XXI ha sido un fracaso. Esto por la ineficiente administración,
la corrupción - que según Transparency International es el país más corrupto
del mundo - y su populismo demagógico, con promesas no cumplidas.
Su economía depende
del 96% de las exportaciones de petróleo. Y para colmo de males, la crisis ha
aumentado porque el precio del crudo ha bajado en casi 50%.
Se dictó una
devaluación del bolívar con el fin de bajar la inflación, que es la más alta
del mundo (68% anual) y reducir el déficit fiscal. Sin embargo, aún existe el
mercado paralelo, treinta veces más alto que las tres tasas oficiales, y los
sueldos y salarios se mantienen.
Esto ha llevado a uno
a unos de los países más ricos del planeta a que el 48% de su población esté
sumido en la pobreza. Es más; nadie invierte un peso en Venezuela por la inseguridad
jurídica y ciudadana por los altos niveles de delincuencia.
A pesar de su
quiebra, el gobierno venezolano se da el lujo de subvencionar petróleo a Cuba,
que según el economista Carmelo Mesa, le entrega 107.000 barriles de petróleo
al día de los cuales el gobierno de Castro revende 40.000.
Su populismo
malentendido, ha destruido las instituciones del Estado y se ha convertido en
una dictadura totalitaria coartando las libertades ciudadanas, los derechos
civiles, humanos de expresión y prensa.
En la protestas
contra el gobierno ha habido decenas de muertos y centenares de heridos.
Hay más de cien
detenidos dos de los cuales son sus principales opositores políticos, Leopoldo Lopez
(hace un año encarcelado) y Antonio Ledezma, alcalde de Caracas. Estos y otros
se encuentran en “La tumba” un centro de tortura y prisión bajo el Metro de la
ciudad que además están siendo procesados. Muchos presos han sido acusados de falsas
intentonas golpistas, la excusa más trillada del delirante Maduro para distraer
a la opinión pública del caos en que ha convertido a su país.
Si Maduro es un patriota,
debe renunciar y convocar a elecciones generales, como lo hizo Siles Zuazo en
Bolivia a raíz de la hiperinflación.
Es una vergüenza el
silencio de la comunidad internacional y el amarillismo de los escasos
comunicados de prensa. Ésta, así como los organismos regionales, deben pronunciarse
principalmente para la liberación de los presos políticos que no tiene nombre.
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