Sábado 14 de marzo 2015
Diario Página Siete y Mundiario de Madrid
Estados Unidos ha sentado un importante precedente al sancionar a autoridades venezolanas.
Obama, sancionó a siete funcionarios del gobierno de Caracas por corrupción y violación a los derechos humanos y democráticos. Congeló sus bienes en EEUU y les negó la visa. De igual manera, Washington exigió al gobierno de Maduro liberar a los presos políticos que llegan a cien.
Los vetados autorizaron y participaron en la represión armada de manifestaciones pacíficas el 2014 que dejaron 43 muertos y 3.000 detenidos. Mientras el pueblo protestaba con pancartas, el gobierno de Maduro les respondió con balas.
Lo destacable de las sanciones es que en esta oportunidad se hace a personas, a miembros vinculados a organismos de seguridad (SEBIN). Con dichas medidas, miembros de esas entidades serán responsables directos de abusos contra los derechos humanos.
Recordemos que cuando el juicio de Nuremberg, los nazis acusados arguyeron que recibían órdenes. Una excusa cierta, pero conveniente. Afortunadamente todos fueron enjuiciados y sentenciados por delitos imperdonables contra los judíos. Algo similar sucede ahora.
Maduro calificó las sanciones como “lo peor que ha hecho EEUU contra Venezuela en toda su historia” y que dicho país busca derrocar e intervenir a su gobierno. El mandatario pidió poderes contra el imperialismo estadounidense y el ejército ordenó cerrar filas ante la agresión.
Todo lo dicho no es más que retórica repetitiva y desgastada de una dictadura represiva y corruptocrática condenable.
Maduro está utilizando las sanciones para victimizarse y como bandera política, como lo ha hecho Cuba con el embargo durante décadas.
Las sanciones son hasta el momento a nivel político y no económico. Estados Unidos es el primer socio comercial de Venezuela. Cerca del 70% de la producción de crudo del país caribeño se vende al mercado estadounidense.
Si bien Venezuela es el cuarto proveedor de crudo a Estados Unidos, esto tiene sin cuidado a la Casa Blanca ya que hay una sobreoferta de petróleo en el mercado internacional. Incluso ha bajado el precio del barril a casi la mitad.
Lo más probable es que si siguen las violaciones a los derechos humanos, no liberen a los detenidos y las autoridades sigan involucradas en actos de corrupción, Washington radicalice sus sanciones a empresas e instituciones y revele información sobre cuentas bancarias de autoridades venezolanas en bancos norteamericanos, las congele y denuncie presuntos lavados de dinero.
La sanción extrema sería dejar de comprar crudo a Venezuela ya que su economía depende en 96% de las ventas de petróleo.
Por ahora esta sería una primera advertencia.
Si EEUU decidiera no comprarles petróleo sería el fin del gobierno de Maduro más aun porque la economía está a punto de colapsar. Esto lo obligaría a renunciar al poder.
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