Diario Página Siete
Sábado, 24 de octubre 2015
Un breve repaso a lo más destacado del evento literario.
Martín Zelaya Sánchez
"Va a paso seguro hacia su consolidación en el calendario cultural nacional”.
Crónica
Corroborar que la gente ya no considera que ir hasta el campo ferial de Alalay
sea un largo y poco provechoso viaje, y que más bien se vuelca en masa a ver
libros, a compartir con escritores y escucharlos, es uno de los principales elementos
para augurar que finalmente la Feria Internacional del Libro (FIL) de Cochabamba
va a paso seguro hacia su consolidación en el calendario cultural nacional y, lo más
importante, en el imaginario y la rutina de los cochabambinos.
sea un largo y poco provechoso viaje, y que más bien se vuelca en masa a ver
libros, a compartir con escritores y escucharlos, es uno de los principales elementos
para augurar que finalmente la Feria Internacional del Libro (FIL) de Cochabamba
va a paso seguro hacia su consolidación en el calendario cultural nacional y, lo más
importante, en el imaginario y la rutina de los cochabambinos.
La IX edición de la feria que concluye mañana en el predio ubicado a varios kilómetros
del centro de la Llajta, lejos de imprevistos y fallas de organización notorios en
ediciones pasadas (cambio permanente de sede, falta de agenda cultural a la altura,
escasa promoción en los medios), estrenó, de paso, un imponente pabellón, cómodo,
amplio y acogedor, en el que se desplegaron las editoriales y librerías locales y nacionales.
del centro de la Llajta, lejos de imprevistos y fallas de organización notorios en
ediciones pasadas (cambio permanente de sede, falta de agenda cultural a la altura,
escasa promoción en los medios), estrenó, de paso, un imponente pabellón, cómodo,
amplio y acogedor, en el que se desplegaron las editoriales y librerías locales y nacionales.
A pocos metros, en otro bloque, tres salas bautizadas en homenaje a Adela Zamudio,
Néstor Taboada Terán y Werner Guttentag acogieron decenas de presentaciones de libros,
conversatorios y encuentros, eso sí, con las pequeñas fallas comunes y al parecer
insalvables en todos los eventos de esta naturaleza en el país: la imposibilidad de aislar
el estridente ruido de una sala a otra.
Néstor Taboada Terán y Werner Guttentag acogieron decenas de presentaciones de libros,
conversatorios y encuentros, eso sí, con las pequeñas fallas comunes y al parecer
insalvables en todos los eventos de esta naturaleza en el país: la imposibilidad de aislar
el estridente ruido de una sala a otra.
En la primera parte de este número especial de LetraSiete, dedicada íntegramente a la FIL,
intentamos mostrar un panorama resumido del evento: reseñas de libros destacados:
Obra escogida de Javier del Granado (Nuevo Milenio), Bolivijke pricaju, una antología de
relatos de autoras bolivianas traducida al croata, y una lectura de la novela Los infames,
de Verónica Ormachea.
Luis Carlos Sanabria, con un breve texto reflexivo sobre los porqués del escritor, nos da
una idea de lo que fue el conversatorio El oficio de escribir, en el que el pasado sábado
ocho autores, divididos en dos mesas, dialogaron sobre la vocación y el destino reflejado
en su trayectoria en las letras.
intentamos mostrar un panorama resumido del evento: reseñas de libros destacados:
Obra escogida de Javier del Granado (Nuevo Milenio), Bolivijke pricaju, una antología de
relatos de autoras bolivianas traducida al croata, y una lectura de la novela Los infames,
de Verónica Ormachea.
Luis Carlos Sanabria, con un breve texto reflexivo sobre los porqués del escritor, nos da
una idea de lo que fue el conversatorio El oficio de escribir, en el que el pasado sábado
ocho autores, divididos en dos mesas, dialogaron sobre la vocación y el destino reflejado
en su trayectoria en las letras.
El evento fue organizado por editorial 3600, que tuvo el acierto de editar un librillo
-distribuido en el acto- en el que cada uno de los participantes -todos autores de la casa-
aportó con un cuento.
En la primera mesa estuvieron Adolfo Cárdenas, Carmen Beatriz Ruiz y Homero Carvalho,
bajo la moderación de Willy Camacho, y en la segunda, el propio Sanabria engranó el
coloquio con Paul Tellería, Pedro Albornoz y Víctor Hugo Romero.
-distribuido en el acto- en el que cada uno de los participantes -todos autores de la casa-
aportó con un cuento.
En la primera mesa estuvieron Adolfo Cárdenas, Carmen Beatriz Ruiz y Homero Carvalho,
bajo la moderación de Willy Camacho, y en la segunda, el propio Sanabria engranó el
coloquio con Paul Tellería, Pedro Albornoz y Víctor Hugo Romero.
No obstante, quizás lo más importante de la IX Feria Internacional del Libro de Cochabamba
fue el más que merecido reconocimiento a dos referentes de la literatura del Valle y del país:
Gaby Vallejo y Adolfo Cáceres Romero, que tuvieron cada uno un acto especial de homenaje
en el que participaron diferentes literatos y académicos con palabras de valoración.
fue el más que merecido reconocimiento a dos referentes de la literatura del Valle y del país:
Gaby Vallejo y Adolfo Cáceres Romero, que tuvieron cada uno un acto especial de homenaje
en el que participaron diferentes literatos y académicos con palabras de valoración.
Punto alto para la nueva directiva de la Cámara Departamental del Libro y enhorabuena por
los cochabambinos amantes de la literatura.
los cochabambinos amantes de la literatura.
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