viernes, 27 de octubre de 2017

Miradas personales del Che

Con ch’alla literaria, se lanza el 

libro El Che: Miradas personales

El libro publicado por este periódico se presenta esta noche en la 

Asociación de Periodistas. A manera de invitación presentamos 

fragmentos de tres textos.

Con ch’alla literaria, se lanza el libro El Che: Miradas personales
La portada del libro, con un dibujo de Marcos Loayza.
Página Siete / La Paz
 
El libro  El Che: Miradas personales, 
que reúne textos de 20  autores sobre 
el guerrillero que fue ejecutado hace 
medio siglo, se presentará esta noche  
en la Asociación de Periodistas de La Paz. 
La obra es editada por Página Siete y Plural.
 
El libro presenta ensayos, testimonios y 
cuentos de Alex Aillón Valverde, Gloria Ardaya, 
Daniel Averanga, Javier Badani, 
Rosario Barahona, Robert Brockmann, 
Willy Camacho, Homero Carvalho,
 Amalia Decker, Carlos Decker, 
Inés Gonzáles, Gonzalo Lema, 
Carlos Mesa, Mónica Navia, 
Verónica Ormachea, Hugo Rodas, 
Wálter I. Vargas y Wilmer Urrelo. 
 
Cada autor presenta  un esbozo particular del guerrillero que llegó  a Bolivia hace 50 años con
 la misión de organizar la revolución desde Ñancahuazú. Con tonos y estilos diversos,  
los textos tienen en común la calidad,  prueba del oficio de la escritura. 
 
Varios de los autores convocados decidieron esbozar la  imagen que guardan del Che en 
textos de ficción. Otros escribieron ensayos,  testimonios o  crónicas. De estas últimas, 
compartimos aquí tres fragmentos como una invitación a la lectura de las obras completas.
 
"El Che, un solo hombre y muchos significados. Tantos, que casi hay un Che para cada uno
 de nosotros. Desde el héroe hasta el mártir, desde el déspota hasta el invasor, desde el Cristo 
de la Higuera hasta el Hombre Nuevo. Y él es todos y no es ninguno. O es el espejo en el que 
se ha reflejado un momento de la historia, un episodio definitivo”, escribe la directora de 
Página Siete, Isabel Mercado, en el prólogo.
 
El Che: Miradas personales se presentará hoy, a las 19:30, en la Asociación de Periodistas 
de La Paz (edificio Las dos Torres, piso T,   avenida 6 de Agosto 2577).  Se contará con la
 presencia de los autores y habrá   ch’alla  y vino de honor. La invitación está hecha.
 
Che, derrota y victoria
 
En 2015, paseando por las calles de la hermosa ciudad de La Habana me encontré en 
una plaza a una señora que extendía en un pequeño puesto unas toallas para la venta, 
en la más grande aparecía la imagen del guerrillero, la clásica foto de Korda, sobre fondo 
rojo sangre. Muy probablemente algún turista la haya comprado para asolearse en el centro 
turístico de Varadero...

Pero el Che vive a pesar de esas derrotas terribles e incuestionables, a pesar de que es 
imposible sostener la vigencia de un sistema político, social y económico que no sólo no fue
 justo, que no sólo fracasó en lo económico, sino que además terminó en dictaduras implacables. 
¿Por qué? Quizás porque nos fascinan los hombres puros y transparentes –sobre todo los que
 mueren jóvenes- y Guevara lo era. Pero igual que era implacable consigo mismo, lo era a la hora 
de establecer las reglas de un juego, el de la revolución, en el que no hay espacio para las 
contemplaciones. Es: "o ellos o nosotros”. A veces, cuando se conoce a un "hombre puro” hay 
que ponerse a temblar, a su lado puede estar la guillotina, la idea de que el bien supremo lo justifica
 todo, la de que matar y morir son dos imperativos para cambiar la raíz de las cosas (...).
 
Carlos D. Mesa

Las manos del Che viajan
 
Las manos del Che viajan, inertes. Suspendidas en un líquido parduzco de formol que las
 preserva de su destino final. Viajan, pesadas. Pero su peso no reside en su masa sino en 
su hálito simbólico. Son el único vestigio físico que queda de aquel médico argentino que a
 finales de los años 50 se enroló en la rebelión liderada por Fidel Castro que terminó con la
 dictadura de Batista y levantó las banderas socialistas en Cuba. Que fue ministro de la revolución,
 que combatió en el Congo y que abanderó la utopía del "hombre nuevo” desde un rincón 
olvidado de Bolivia.  
 
Las manos viajan, mutiladas. Pero su peregrinar se inició dos años atrás, el 10 de octubre de 1967, 
un día después de que el guerrillero fuera ejecutado por el Ejército boliviano. El Che había sido 
vencido. Pero su muerte resultó no ser suficiente. Desde La Paz se ordenó el  cercenamiento 
de las manos del guerrillero muerto, un dictamen que por más macabro que parezca tenía un 
propósito estratégico dentro del ajedrez político que se jugaba en plena Guerra Fría (...).
 
Javier Badani
El Che bajo mi cama
 
Al escuchar un discurso del Che en clave de Ignacio Duchén de Córdova es difícil disociarlo 
del tono declamatorio del comandante Chávez y de su émulo y sucesor. Aquella clave recitatoria
 produce ya una sensación de hartazgo superabundante, de grandilocuencia ya largamente 
vacía, de promesa incumplible pero sigamos prometiendo,   redimamos al mundo, cuando no 
pudo salvarse ni a sí mismo. Iluso, nunca pudo. Aquella manía monotemática inaugurada por
 el Che ya no asusta al enemigo: lo mata de aburrimiento. En particular, del Che acabó 
repeliéndome su solemnidad y su absoluta falta de humor, lo cual lo hace incluso más frívolo. 
En última instancia, me convencí de que la leyenda del Che como guerrillero heroico es un
 tributo a su churrez y a la popularidad de sus dichos dramáticos pero vacíos, apuntados a
 sensibilidades facilonas, no a su habilidad como comandante ni como político.
 
(...) ¿Se inmoló al final, sabedor de que al menos quedaría su gesta? ¿Vino el Che a Bolivia 
no a ganar, sino a perder? Quizás sabía, como NSJC, que su inmolación invocaría la razón 
del más débil, donde es el perdedor quien gana. Y al final ganó solamente la batalla de la 
imaginación. A veces es suficiente.
 
Robert Brockmann

No hay comentarios:

Publicar un comentario