Diario Página Siete
Por primera vez, Raúl Castro dejó entrever la posibilidad de renunciar. "Voy a cumplir 82 años y tengo derecho a retirarme. ¿No lo creen?", comentó a un grupo de periodistas.En días pasados el Congreso cubano lo reeligió para que asuma la presidencia por los próximos cinco años. El líder cubano tiene 82 años, edad muy avanzada para gobernar un país.
Su reelección no fue ninguna novedad porque nadie saca del poder a la dinastía Castro que gobiernan Cuba desde la revolución de 1959.
En su discurso ante el Parlamento, el presidente anunció que éste será su último período en el cargo. También afirmó que el país ha alcanzado un momento trascendente donde está listo para transferir la responsabilidad y poder a una nueva generación. A pesar de lo dicho, no se presenta un claro sucesor.
Raúl Castro designó a Miguel Díaz - Canel como vicepresidente del Consejo de Estado y se perfila como un potencial sucesor. Una figura joven con escasa experiencia militar que no había nacido cuando estalló la revolución.
Su nombramiento, sin duda, demuestra un avance generacional, da una buena señal, pero es muy posible que Cuba se mantenga en la trasnochada línea socialista de los Castro. El gobierno cubano ha anunciado en varias ocasiones que no prevé cambios políticos; ha reafirmado la ideología socialista y mantendrá el monopartidismo lo cual coloca una incógnita sobre el futuro político de la isla.
Raúl Castro ha actuado de forma más moderada que su legendario hermano Fidel, que renuncio a la presidencia por motivos de salud y entronó a Raúl. En su discurso de posesión anunció que planea introducir en la constitución limitar a dos los mandatos de funcionarios de alto rango así como definir edades tope de los empleados del Estado. Esto nos hace pensar que al final de su mandato habrían cambios políticos.
El presidente ha realizado reformas económicas y sociales desde que tomó el poder. La empresa privada ha crecido. Ahora los cubanos pueden tener su propio negocio y hace dos años se hace entrega de tierras baldías para agricultores privados que además tienen acceso a créditos. También se ha autorizado, aunque parcialmente, la compra y venta de casas y automóviles. De igual manera, se implementado una relativa reforma migratoria lo que permite a los cubanos viajar al exterior.
Esto demostraría cierta apertura. La incógnita surge, sin embargo, al preguntarnos que si su posible sucesor Díaz –Canel estaría dispuesto a realizar cambios políticos fundamentales como la apertura total al sistema democrático con derechos y libertades plenas, la creación de partidos políticos y el consiguiente llamado a elecciones y así enterrar a la dinastía castrista, un modelo agotado en un mundo globalizado que camina hacia la modernidad.
Por ahora Cuba sobrevive porque el gobierno venezolano le vende petróleo a precios muy bajos. Pero si aquello dejara de ocurrir - ya que la salud de Chávez es un misterio - sus habitantes se verían en dificultades. Cuba debería abrir sus mercados, prescindiendo de su ideología socialista, como lo ha hecho China, que a pesar de ser comunista ha logrado tener un crecimiento del 10%.
En su mandato de los próximos cinco años, el presidente tendrá el reto de continuar con las reformas emprendidas desde que sucedió a Fidel y preparar el cambio hacia la apertura a la democracia plena en el único país socialista de occidente.
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