Diario Pàgina Siete 11/5/2013
Ni un boliviano ha
pronunciado una voz disidente en torno a la demanda de Bolivia a una salida
soberana al Pacífico, tras la usurpación de nuestro territorio luego de la invasión
chilena durante la Guerra
del Pacífico en 1879. No así en Chile donde una serie de voces discrepantes se
han pronunciado a favor de nuestro país.
Ante las agotadoras
dilaciones y la falta de voluntad política de parte de varios gobiernos
chilenos de solucionar el diferendo, Bolivia recurrió a la CIJ de la Haya para demandarlo.
Es un documento impecable con
sólidos argumentos que se centra en que Chile se siente a la mesa de
negociación a dialogar de buena fe en un tiempo determinado y con un resultado
definitivo con el fin de solucionar una salida útil y soberana de Bolivia al océano
Pacífico. Ésta no se enfoca, sin embargo, en el tratado de 1904.
El agente boliviano para
dicha gestión, el ex presidente de Bolivia Eduardo Rodríguez Veltzé expresó:
“El derecho internacional establece que cuando un Estado realiza ofrecimientos
o se hacen gestiones conducentes a mejorar las relaciones o salvar injusticias
o superar diferencias, esa serie de acontecimientos, genera estos derechos que
pueden ser reclamables ante una corte. Ésa es la idea que fundamenta parte de
la demanda”.
Bolivia jamás dejará de
apelar a su reivindicación marítima más aún ahora, en un mundo globalizado
donde el intercambio comercial apunta a la zona del Pacífico.
En este caso, nuestro país
reclama los ofrecimientos unilaterales incumplidos por parte de Chile.
En 1950 el canciller chileno Horacio
Walker ofreció a su par boliviano Alberto Ostria Gutiérrez una salida soberana
al mar.
Lo mismo ocurrió en 1975
cuando los militares Banzer y Pinochet en el “Abrazo de Charaña”, suscribieron
un documento comprometiéndose a negociar el tema marítimo. El entonces canciller
chileno Patricio Carvajal envió una misiva al MREE de nuestro país para otorgarnos
una salida soberana al Pacífico. En aquella oportunidad, Bolivia nunca estuvo
tan cerca de encontrar una solución al diferendo.
Nuestro país también
demostrará que el vecino país no dio cumplimiento a las resoluciones de la OEA de 1981, 1982 y 1983 que
Chile reconoció. Ésta última señala: “Territorio para Bolivia con soberanía”. La
resolución de dicho organismo en 1979, fue aprobada por la mayoría de los
países miembros – excepto Chile- bajo los mismos términos.
Los actos unilaterales no
cumplidos por parte de Chile podrán ser considerados por el CIJ y en honor a la
justicia y a la verdad beneficiarán a nuestro país.
El país vecino nombró a su
agente, Felipe Bulnes, un abogado que ha ocupado cargos públicos. En su primera
declaración registrada en la prensa expresó: “Bolivia tiene aspiraciones, no
derechos”. Esto demuestra una vez más la dificultad que se presenta para
entablar un acercamiento.
El hecho es que nada da peor
imagen a un país que sea enjuiciado por otro, más aún si es su vecino. Perú
también ha llevado a Chile a la CIJ
por un litigio marítimo.
Una hábil y coherente
política exterior de un país debe promover las buenas relaciones principalmente
con los países limítrofes en aras de la integración y seguridad regional.
Para cualquier negociación es
fundamental que exista buena fe y voluntad política por ambas partes con el fin
de que éstas resulten beneficiadas. Ese el éxito de una buena negociación.
Este es un hecho histórico
sin retorno donde esperamos que la justicia de la razón a Bolivia.
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