James Joyce, el 
escritor irlandés que rompió con toda la tradición literaria occidental 
hasta principios del siglo XX al imponer un nuevo canon estético 
renovando la literatura moderna, afirmó que su obra Finnegans Wake sería
 tan compleja que críticos literarios y escritores se pasarían 30 años o
 incluso muchos decenios más estudiándola. Y así ha sido. Aquello no 
sólo ha ocurrido con dicha obra sino también con sus demás cuentos y 
novelas. Han pasado poco menos de 100 años y éstos siguen siendo objeto 
de análisis.
 Algo 
parecido ocurre con el escritor boliviano Adolfo Cárdenas. Nos ha 
condenado de la misma manera que Joyce. Han transcurrido casi diez años 
de la publicación de su novela Periférica Blvd. y ésta sigue siendo 
estudiada no sólo por la dificultad de su comprensión, sino por lo que 
hay debajo de esta complejidad que, por supuesto, como suele ocurrir con
 los buenos libros, no es accidental. Propuesta. Periférica Blvd. de 
Adolfo Cárdenas Franco es el resultado, in extenso, del cuento Chojcho 
con audio de rock pesado —publicado en 1992— que sitúa al autor como uno
 de los más creativos e innovadores cuentistas bolivianos 
contemporáneos.
 
Publicada por la Editorial Gente Común, Periférica Blvd. es una obra que
 se enmarca dentro del género policial urbano, el relato negro, la 
novela de corte realista, el permanente experimento estilístico, el 
barroco latinoamericano y, sobre todo, la parodia. El autor nos muestra 
con la maestría del que sabe el submundo dramático y sórdido que pervive
 en los barrios situados en los márgenes de las ciudades de La Paz y El 
Alto, destacando ciertas avenidas o lugares o barrios, como la avenida 
Periférica, que además da su nombre a la novela, o el barrio alteño 16 
de julio. Siempre recodos populares.
 Periférica Blvd. es una interesante propuesta contemporánea con base en
 el barroco americano ya antes trabajado por autores como José Lezama 
Lima, Alejo Carpentier o Carlos Fuentes. El escritor la ha subtitulado 
Ópera Rock-ocó, hecho que, desde el principio, nos da un guiño que habrá
 de estar presente a lo largo de toda la lectura; el rococó, también 
conocido con el nombre de barroco tardío, significa, en el fondo, el 
horror al vacío, el horror permanentemente adornado de un grotesco 
vertiginoso. Este subtítulo muestra en principio la originalidad del 
texto que se traduce en un juego de palabras poco común en la solemne 
narrativa boliviana, en este caso el cruce de dos idiomas, el español y 
el inglés, nos deja conocer que, además de rococó, la otra intención del
 libro es abiertamente musical, con una innegable tendencia rockera, 
música popular.SUBMUNDO. Si bien otros escritores bolivianos como Jaime 
Saenz, René Bascopé y Víctor Hugo Viscarra han escrito sobre el submundo
 paceño, ése que late debajo de la ciudad y sobre todo cuando la luz 
solar se ha marchado, incursionando sutilmente en el ámbito psicológico 
de los personajes y planteando la curiosa sociología de un mundillo 
sórdido y caótico muy complejo, Adolfo Cárdenas presenta este mismo 
mundo marginal desde una óptica distinta —quizás incluso más íntima— 
gracias a los recursos que utiliza del grotesco.
 Uno de los grandes valores de Periférica Blvd. es la escritura del 
lenguaje verbal del mestizo citadino y del aymara campesino radicado en 
la urbe que traduce a la narrativa, lo que, por ejemplo, no consigue 
Saenz en su famosa novela Felipe Delgado. Cárdenas utiliza la fonética, 
la hace suya, la dota de una sintaxis inédita y la traduce en letras. 
Difícil tarea.
 Esta es 
una obra de extraordinaria originalidad, creatividad, humor, dueña de un
 terrible sarcasmo y es un experimento de innovación lingüística muy 
bien logrado. Periférica Blvd. irrumpe con la fuerza de una novedad 
sólida en el panorama literario nacional. 
 La novela versa sobre la persecución de dos policías: el teniente 
Villalobos o El Lobo y Severo Fernández, el chofer de una patrulla en la
 que buscan a Maik, el testigo de un crimen. El Rey, un graffitero, ha 
sido asesinado en una fiesta rockera de marginados. Durante toda una 
noche hasta el amanecer, atraviesan aquel submundo de clubs nocturnos, 
bares, prostíbulos, desde Villa Fátima a la Ceja, invadiendo el corazón 
de los barrios periféricos de donde salen personajes y situaciones tan 
insólitos como profundamente grotescos, jocosos y miserables.
 Todos los personajes que peregrinan las páginas de Periférica Blvd. son
 antihéroes. Algunos luchan por escapar del anonimato al que están 
condenados, otros poseen ciertas pretensiones de elevar su condición 
social, los más desean permanecer tal como están perpetuando así el 
modelo de la sociedad estamental.
 La única grandeza que tienen estos antihéroes es el haber nacido, ya 
que viven en un entorno social desfavorecido del que serán incapaces de 
poder huir. Por tanto buscan dinero para sobrevivir la vida de cualquier
 manera. La delincuencia, el tráfico de drogas, la prostitución, la 
corrupción, etc. Periférica Blvd. también explora a través de sus 
personajes, las diversas formas de asumir una propia sexualidad 
marginal, es un mosaico de colores extravagantes y refulgentes: desde 
prostitutas hasta homosexuales, desde lesbianas hasta travestis, siempre
 inmersos en el mundo de la bebida y de las drogas.
 Se puede confirmar, entonces, que Cárdenas rompe, con Periférica Blvd.,
 todos los esquemas de la literatura clásica boliviana, y se presenta 
como un vanguardista en el campo de la novelística local, un innovador 
de grandes proporciones en el medio literario boliviano. Periférica 
Blvd. es una novela perteneciente a la escuela del sarcasmo, esa que 
parodia la condición humana y la caricaturiza. En la descripción de 
aquel submundo desconocido para muchos que existe algo más allá del 
simple reto lingüístico y el hecho de lo grotesco. Hay una nueva visión 
de mundo.
 Cárdenas, como
 ya hizo en sus anteriores libros de cuentos, Fastos marginales y El 
octavo sello, indaga, dada su percepción estética, en las situaciones 
del hombre de la calle, del que pertenece al lumpen y lo hace hablando 
en su propio lenguaje, reinventándolo inclusive. Esto, a diferencia del 
romanticismo, donde los héroes son los actores principales y la 
narración alimenta la razón de vida del héroe épico, muestra una clara 
intención de escapar de lo convencional. Cárdenas ahonda en 
conmocionantes realidades sociales. Explora en la herida de situaciones 
inevitables. HUMOR. En Periférica Blvd., el autor presenta con humor la 
trágica realidad de la voz de los silenciados, los despreciados, los 
desplazados, lo que nos da una gran oportunidad de conocer —y discutir 
gracias al mismo humor que se encarga de dotar de ambigüedad al texto— 
en profundidad y de otra manera, quizás más colorida e histriónica, un 
tema muchas veces tocado en nuestro medio, desde Raza de bronce hasta 
Felipe Delgado. De esta manera podemos observar cómo la historia y los 
movimientos sociales se generan desde el interior, desde el 
proletariado, desde el lumpen, desde la miseria de la gente sin destino y
 sin posibilidades de redención alguna por parte de la sociedad que los 
circunda.
 Cárdenas 
también incursiona en la presentación visual a través del recurso del 
graffiti, recuadros con avisos comerciales que llevan un mensaje o una 
comunicación policial en clave, otros recursos describen un escenario o a
 un personaje, caricaturas, partituras musicales, todo bajo la sombra 
del inefable carácter humorístico y mordaz de Periférica Blvd. Podríamos
 decir, entonces, que, en este aspecto, Adolfo Cárdenas es un innovador.
 El autor se vale de varias citas, a manera de epígrafes, para preceder a
 cada uno de los capítulos y, gracias a ello, caemos en cuenta de lo que
 en verdad significa la parodia: una burla y un homenaje al mismo 
tiempo. Nada más ambiguo.
 Sin duda, la narrativa de Cárdenas está hermanada con el mundo 
saenziano, que es el precursor del grotesco urbano en Bolivia. La más 
destacada novela de Saenz, Felipe Delgado (que probablemente es un alter
 ego añejo de Periférica Blvd.), cuyo personaje principal está inmerso 
en el mundo del alcohol, busca su identidad y el sentido no sólo de su 
propia vida sino de la existencia humana. La obra de Saenz, sin embargo,
 se enmarca en el mundo social del conventillo —esas casonas antiguas 
con decenas de cuartuchos donde viven, todos juntos, familias enteras o 
personas solitarias—. En ellas habitan desde aristócratas venidos a 
menos por su mala situación económica hasta alcohólicos, prostitutas e 
indígenas que inmigran del campo. Sus escenarios se caracterizan por 
presentar una enorme mezcla social y sus personajes son conflictivos.
 René Bascopé, en su novela La tumba infecunda, demuestra que es uno de 
los mejores herederos de Saenz, también enmarca como escenario principal
 al conventillo.GROTESCO. Si bien dichos autores se encuadran dentro del
 grotesco urbano, Adolfo Cárdenas, a diferencia de ellos, no utiliza 
como escenario un mundo simbolizado en el conventillo sino que el 
entorno en que ubica a sus personajes es más amplio: la periferia de la 
ciudad de   La Paz. Cárdenas es, sin duda, un heredero de la tradición 
inaugurada por Saenz ya que abarca ese mismo mundo de los marginados. No
 así, sin embargo, en el ejercicio narrativo ni en el lingüístico, ya 
que Cárdenas impone un nuevo canon que se podría denominar el 
“aymarañol”.
 Cárdenas, 
en Periférica Blvd. propone un diálogo con otras obras pertenecientes a 
su “misma familia”. Por ejemplo, usa el recurso de la metaficción cuando
 muestra al personaje de la novela homónima, Felipe Delgado, ingresando a
 un bar y ordenando una copa. O cuando coloca el nombre de “Sastrería 
Borda” a un taller de costura porque la leyenda dice que el célebre 
escritor y pintor Arturo Borda falleció en una al beber alcohol puro.
 Periférica Blvd. es a La Paz lo que Ulises, de Joyce, es a Dublín, 
incluso en el tratamiento de los recursos narrativos. Se nota una 
poderosa influencia del escritor irlandés, tanto en el distinto orden y 
estilo de los capítulos como en la duración de la novela. A su manera, 
Periférica Blvd.  también funciona como una parodia de Ulises.
 Temporalmente hablando, Ulises es una novela que se desarrolla en 24 
horas en la ciudad de Dublín. Periférica Blvd. es una novela  que se 
desenvuelve en una noche en la ciudad de La Paz, en el espacio de diez 
horas.
 Adolfo Cárdenas 
literaturiza la oralidad del lenguaje cotidiano a través de la jerga que
 utiliza del mundo marginal. Esta literaturización traduce el lenguaje 
oral tosco y vulgar del lumpen con destreza, creatividad y humor. Todos 
los melodramas —en el fondo tragicomedias— de las laderas llenan el 
contexto general de la novela.
 A través del lenguaje, los personajes se describen solos. A través de 
éste se puede apreciar el estrato social de los personajes que el lector
 paceño podrá reconocer de inmediato. 
 Algo parecido ocurre en el libro de Víctor Hugo Viscarra que titula 
Borracho estaba pero me acuerdo (2002):  se sumerge en el bajo mundo del
 alcoholismo y utiliza la coba entremezclada  con el aymara. La 
diferencia es que Viscarra escribe en el lenguaje con una sola voz. 
Periférica Blvd. es una novela polifónica.
 INFLUENCIA. En torno al lenguaje, probablemente Cárdenas está muy 
influenciado por los escritores ingleses del grupo Jóvenes Iracundos: 
Anthony Burguess, autor de La naranja mecánica, y Alan Sillitoe, autor 
de La soledad del corredor de fondo, e incluso por el estadounidense 
John Kennedy Toole, autor de La conjura de los necios.
 Interpretar —y más, escribir— cómo se expresa un aymara analfabeto que 
ha aprendido lo poco que sabe de español de oídas no es fácil. Su 
conocimiento le llega a través de la información oral y los medios 
gráficos. Un claro ejemplo es el habla de Severo, un ciudadano de la 
clase baja. Su forma de hablar y de ser transcrita por el autor es tan 
auténtica que por momentos la lectura resulta ininteligible. Por 
ejemplo: “Sorden, me tininti” en lugar de: “A su orden mi teniente”. Con
 este tono de fondo, se desarrolla la mayor parte de la novela.
 Lo mismo ocurre con la jerga que utilizan los delincuentes, los 
drogadictos, los policías, las prostitutas, los narcotraficantes, los 
travestis que habitan aquel submundo. Es un lenguaje agresivo, crudo, 
trasgresor que incluso copia, de forma oral, ciertas palabras inglesas. 
El lenguaje de la novela está cargado de juegos fonéticos intraducibles 
así como culturismos particulares y vulgarismos. 
 Ciertos modismos y palabras no sólo son utilizados por los del mundo 
del hampa, sino por todos los estratos sociales. La pregunta final es: 
¿quién copió a quién?
 Si
 bien esto demuestra una vez más y la originalidad de Cárdenas, 
dificulta aún más su lectura. Quizás la mejor manera de comprender la 
novela, dadas sus propiedades orales, es leyéndola en voz alta. 
 Adolfo Cárdenas se presenta también como innovador en la forma de 
escribir y su imaginación se encarga de crear un nuevo lenguaje escrito.