martes, 8 de febrero de 2011

MUBARAK DEBER RENUNCIAR

FOCUS

 
Mubarak dijo que si renuncia creará más caos. Un absurdo. Incluso el pueblo dijo que ayer era el día de su partida.
Cuesta creer que el presidente de Egipto, el autócrata Hosni Mubarak, no responda a la voluntad popular y se aferre al poder. Ni siquiera escuchó a Cameron ni a Obama que le recomendaron apresurar la transición.
En un reciente discurso afirmó que no dejará el poder hasta que se elija a su sucesor en las elecciones de septiembre a las que afortunadamente no postulará. Esto enfureció aún más a su pueblo que quiere su dimisión ahora y afirmó que no dialogará hasta que el presidente renuncie, a pesar de que ayer el gobierno ofrecio negociar. Lo peligroso es que se corre el riesgo de una guerra civil. Incluso hay periodistas egipcios y extranjeros atacados y detenidos. 
Hace 12 días, miles de egipcios (sin un líder visible y de forma espontánea) están protestando en las calles pidiendo la renuncia del presidente y han asegurado que no pararán de hacerlo hasta que éste deje el poder.
Estas manifestaciones han causado la muerte de 200 personas y cientos de heridos. Incluso el barril de petróleo subió a U$ 100. Occidente tiembla porque depende del petroleo de países árabes.  
A pesar de que Mubarak es militar, el ejército no lo apoya sino que al pueblo al que ha asegurado que no le disparará, no así la policía.
Hace unos días, el presidente hizo cambios en el gabinete, nombró un premier y por primera vez a un vicepresidente, Omar Suleimán, Jefe de la Inteligencia, pero no fue suficiente.
El presidente del país más influyente del mundo árabe está hace 30 años en el poder, lo que significa que más de una generación no ha conocido a otro líder, así como a Castro en Cuba. La gente joven y desempleada es la que principalmente exige cambios políticos y económicos en un país que está paralizado, con toque de queda, y sin redes de comunicación.
Mubarak, que es aliado de occidente y amigo de su vecino Israel, se ha mantenido en el poder a costa de la represión. Ha luchado contra el radicalismo islámico de la Hermandad Musulmana, que se expande a 70 países musulmanes y Hamas simpatiza con ellos. Su régimen se ha caracterizado por la violación a los derechos humanos, encarcelamiento a presos políticos, y de corrupción estatal mientras hay hambre, desempleo y la brecha entre ricos y pobres crece. Según el BM casi la mitad de la población vive bajo la línea de la pobreza (2 dólares al día).
Hace un par de semanas el presidente de Túnez Ben Alí abandonó su país. Hechos parecidos han estado ocurriendo en el mundo árabe como Omán, Mauritania, Qatar, Sudán, Yemen, Argelia y Jordania a lo que se ha llamado “La Revolución de los jazmines”, que se traduce en un peligroso efecto dominó que podría continuar.
Según el lúcido periodista Stanislaw Czaplicki, las revoluciones que llevan nombres de flores se han dado en sociedades post- comunistas de Europa Central y Oriental y de Asia Central. En estas los manifestantes utilizan la resistencia no violenta para protestar contra gobiernos corruptos autoritarios y buscan promover la democracia e independencia nacional.
Mubarak debería renunciar de inmediato para evitar más muertes e irse a Londres donde ya está su familia, ceder el poder a Suleimán para que encabece un gobierno de transición y se lleven a cabo las elecciones, por ahora, con predicciones inciertas.
¿Correrá Mubarak la misma suerte de Ali que en principio dijo que dejaría el poder el 2014, pero fueron tales las presiones que finalmente tuvo que abandonar Túnez? Es lo más probable, porque caso contrario, el pueblo podría tomar el poder y eso desembocaría en un peor derramamiento de sangre. En ese caso Mubarak sería el segundo líder árabe expulsado del poder por el pueblo en la historia contemporánea de Medio Oriente.

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